Desde la introducción de su nuevo libro el investigador Edgardo Buscaglia nos advierte una claro ejemplo de impunidad institucionalizada: entre febrero de 2014 y julio de 2015 –17 meses de la detención del Chapo Guzmán en un penal de “alta seguridad”- “ninguna autoridad impulsó acusación penal alguna contra cualquiera de sus múltiples redes de socios y franquicias empresariales, o contra los políticos asociados a sus actividades; tampoco se tocó ningún activo ligado a él”.
De esta manera, Buscaglia ejemplifica que el principal soporte de apoyo para las actividades criminales es el pacto de impunidad en países como México donde la corrupción política está en el nudo central de actividades como el narcotráfico, la trata de personas, el comercio de migrantes, entre muchas otras.
Con una gran claridad, el investigador que ha insistido en reforzar la persecución en el circuito del dinero y no la violencia en el territorio para combatir el narcotráfico nos ofrece un compendio útil y documentado sobre los mecanismos para lavar dinero.
Existen 3,600 grupos de delincuencia organizada en todo el mundo operando en 28 países, pero no actúan de manera aislada. Aprovechan los mecanismos de la economía global para blanquear las enormes sumas de dinero que generan sus actividades.
Buscaglia divide su análisis en cuatro capítulos: orígenes de los recursos procedentes de redes criminales; destino y métodos de ocultamiento de recursos procedentes de redes criminales; técnicas de detección de redes criminales; las brechas entre la prosa de la ley y la ley en acción: los nuevos fraudes; y un epílogo “¿Qué hacer?”, donde el especialista lanza otras advertencias y sugerencias muy importantes.
Toma como ejemplo el caso reciente de investigación en la FIFA sobre lavado de dinero y corrupción, para señalar que “resulta fundamental contar con una fuente testimonial protegida y legítima que provenga de la misma red de corrupción que se investiga” y con acceso a la información secreta. Es decir, alguien que rompa la omertá.
El Fifagate como el caso Monex en México o el de Petrobras en Brasil, todos de amplia cobertura mediática, representan variaciones del mismo mecanismo que durante décadas se ha observado en otros escándalos financieros: sistemas de lavado de dinero y fraudes fiscales al servicio de los poderosos y de la compra de votos.
Buscaglia enuncia 20 sugerencias para advertir que el lavado de dinero no se puede combatir sin un apoyo internacional y global y sin romper la impunidad institucionalizada que prevalece en países como México.