Vuelve al Helénico
La esperanzadora pieza dirigida por Boris Schoemann es un gran ejemplo de buen teatro social y político
Una de las mejores obras de 2017
L a divina ilusión se desarrolla en Quebec en 1905, cuando Michaud, un joven seminarista apasionado por el teatro, tiene la oportunidad de conocer a la divina Sarah Bernhardt quien, como un haz de luz intempestivo, llega de visita a esa ciudad sombría.
La obra fue escrita por Bouchard a partir de dos declaraciones explosivas que la actriz hizo durante su estancia en Quebec: una sobre los atrasos intelectuales y artísticos de esa nación y otra sobre la importancia del arte en la sociedad.
En esta fábula, los protagonistas toman conciencia de los sufrimientos de su época y Michaud es alentado por la actriz a escribir una obra que sería protagonizada por ella, a partir de la vida de otro seminarista, para quien ser cura es la única oportunidad de salir de la miseria.
El montaje, en el que participan 11 actores en escena, aborda la tensa relación entre la iglesia y el teatro, las marcadas diferencias entre las clases sociales y las condiciones de miseria en que muchas veces viven los trabajadores.
Pero sobre todo, La divina ilusión habla del poder del teatro y de la magia que tiene para transportarnos a otros mundos, de inventar universos a los cuales acudir para escapar de la realidad y de la simple cotidianidad.
Cuando Michel Marc Bouchard vino a México para develar la placa de Tom en la granja, estaba en medio de la escritura de esta obra y Boris Schoemann tuvo la oportunidad de escuchar las primeras escenas en voz de su autor.
Desde ese momento, el director advirtió que se trataba de una obra maestra que reivindica el teatro y su vigencia, en un mundo cada vez más inquietante y caduco de ideales, ya que el texto toma acontecimientos históricos para hacernos reflexionar acerca de la sociedad contemporánea.
En esta puesta en escena, poco a poco se van develando los secretos: los conflictos, el sometimiento, la complicidad y el silencio culpable de una esclavitud moderna, en un drama lleno de humor corrosivo que es una de las obras más potentes de los últimos años.
Un teatro social comprometido, de denuncia valiente de los males de nuestra sociedad y que advierte del peligro de la sumisión cuando se vuelve costumbre, pero sobre todo del abuso, ya que el ser humano se aprovecha del ser humano.
Una obra necesaria y esperanzadora para el tiempo que vivimos, La divina ilusión recuerda que la vida no sólo es comer, beber, dormir, rezar y morir, pues el arte juega un papel central y el teatro tiene una misión histórica, que despierta conciencias y abre corazones.
La divina ilusión, primera colaboración entre la Compañía Los Endebles y Petit Comité Teatro, cuenta también con las actuaciones de Miguel Conde, Miguel Corral, Dalí González, Gabriela Guraieb, Olivia Lagunas, Constantino Moran, Carmen Ramos, Servando Ramos, Eugenio Rubio y Mahalat Sánchez.
Protagonizada por Pilar Boliver, La divina ilusión, la obra más reciente de Michel Marc Bouchard llega al Teatro Helénico donde ofrece una nueva temporada de sólo 10 funciones, los lunes a las 20:30 horas, hasta el 16 de abril.
Con la traducción y dirección de Boris Schoemann, esta puesta en escena conjuga la pasión por el teatro, los vicios ocultos de la iglesia y las condiciones de miseria de los trabajadores, en una impactante historia.
Considerada por la crítica como una de las mejores obras de 2017, este montaje de teatro social y político, regresa a los escenarios luego de una exitosa temporada en el Teatro La Capilla.
La pieza se encuentra en breve temporada de 10 funciones, hasta el 16 de abril, los lunes a las 20:30 horas. La cita es en el Teatro Helénico, ubicado en avenida Revolución 1500, colonia Guadalupe Inn, en San Ángel y los boletos tienen un costo de 350 y 200 pesos.