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Museo del Palacio de Bellas Artes
Del 8 de septiembre al 4 de diciembreen las cuatro salas del segundo piso del Museo del Palacio de Bellas Artes
Después de ser exhibida en el Centro Cultural Jardín Borda, en Cuernavaca, la muestra Adolfo Best Maugard. La espiral del arte llega a la Ciudad de México para ser exhibida en las salas David Alfaro Siqueiros, Jorge González Camarena, José Clemente Orozco y Rufino Tamayo del Museo del Palacio de Bellas Artes, del 8 de septiembre al 4 de diciembre.
La exposición rescata la importancia y las aportaciones de Best Maugard al arte moderno mexicano, a través de 141 piezas que revelan al artista en todas sus etapas creativas, desde sus inicios como pintor de paisajes y su incursión en el cine, hasta la influencia que tuvo su método de dibujo mexicano en creadores de la época.
En palabras de Miguel Fernández, director del Museo del Palacio de Bellas Artes, “Gracias al trabajo de Adolfo Best Maugard podemos observar los patrones del arte popular e indígena para concebir la organicidad de una nación y la unión por la vía de la identidad, todo esto mediante el arte y el enaltecimiento de raíces milenarias”.
Estructurada en seis apartados museográficos, la exhibición integra piezas del pintor que manifiestan sus búsquedas estéticas y pedagógicas, así como de algunos de sus contemporáneos.
“La espiral palpita en el ideario de Adolfo Best Maugard, la concepción de esta muestra tuvo como eje principal identificar la función del arte y el rol social del creador en la definición y la construcción de la cultura nacional”, apuntó Arturo López, creador del concepto curatorial de la exposición.
Autorretrato (1923), pieza que abre esta retrospectiva, se incorporó especialmente para su exhibición en el Museo del Palacio de Bellas Artes, y da pie al primer núcleo temático: El paisaje natural y el carácter mexicano, 1909-1920, en el que se incluyen los paisajes realizados por Best Maugard al inicio de su carrera. Pintados en México y España, estos paisajes manifiestan las inquietudes estéticas obtenidas de su relación con artistas como el Dr. Atl y Armando García Núñez. Los volcanes del Valle de México y la arquitectura rural son temas recurrentes en estas piezas. Sobresalen en la selección de este apartado Vista del Iztaccíhuatl (ca. 1910); Tehuana (1919); y Dama con aves (1918).
Acompañan en esta sección caricaturas hechas por Miguel Covarrubias, Carlos Orozco, Romero y Freyre, en las que se puede observar el peculiar sentido del humor y la elegancia por la que era conocido en el mundo de sus contemporáneos. Adolfo Best Maugard (ca. 1945); Diego, Frida y Fito Best de Miguel Covarrubias y Adolfo Best Maugard de Freyre, son prueba de ello.
La segunda sección, El nacionalismo cultural y las artes plásticas, 1920-1930, parte de la construcción del movimiento plástico revolucionario propuesto por artistas como Best Maugard, Diego Rivera y Roberto Montenegro, el cual revaloró las expresiones de la cultura popular. Algunas de las obras que conforman este núcleo son Escuela al aire libre (1932), de Diego Rivera; Niña (ca. 1925), de Gabriel Fernández Ledesma; Luz (Jiménez) (1924), de Jean Charlot; y Sin título (flores) (ca. 1919-1921), del propio Best Maugard.
En El Método de dibujo mexicano, 1917-1924, queda plasmada la creación, el desarrollo y la expansión del método de dibujo propuesto por Best Maugard. Su manual de dibujo mexicano presenta la universalidad de las siete formas lineales y decorativas para construir cualquier forma de la naturaleza. En sus páginas son reveladas la cábala plástica y el misticismo teosófico del autor, que desarrolló con amplitud en la década de los cincuenta.
Uno de los aspectos más representativos de este método es la valoración que hace Best Maugard de las manifestaciones visuales de la cultura popular, su riqueza expresiva y su calidad estética, ya que su interés era rebuscar el sentimiento mexicano para diseñar una gramática del dibujo. Piezas del artista junto con obras de Rufino Tamayo, Lola Cueto, Agustín Lazo, Julio Castellanos, Abraham Ángel Card, entre otros, componen esta selección.
En Best Maugard y el cine, 1931-1937, se aborda la incursión que tuvo el pintor dentro de la industria fílmica durante los primeros años de la década de los treinta, cuando fungió como consejero y censor del largometraje ¡Qué viva México! de Sergei Eisenstein. En esta sección, el público podrá ver películas como La mancha de sangre (1937), que Best Maugard dirigió y grabó en barrios obreros de la Ciudad de México, y la cual está catalogada como una de las fundadoras del cine de cabaret, así como el corto documental Humanidad (1933), que marcó su debut como cineasta.
El rostro y la mirada, 1951-1964, quinto apartado de la muestra, exhibe el regreso de Best Maugard a la pintura de caballete durante la década de los cincuenta. En sus piezas se puede ver su interés por una serie de postulados filosóficos, que expresa a través de retratos de figuras humanas, con especial énfasis en la mirada como la principal característica para descubrir el aliento vital de los personajes. Algunos de estos retratos tan singulares son Zapata (1954); Hidalgo (1953); El Cristo de las tres estacas (1955) y Ana Frank (1958).
La selección de piezas proviene de 43 colecciones, de las cuales 42 son nacionales y una internacional, entre ellas la Colección Andrés Blaisten, los museos Nacional de Arte y de Arte Moderno del INBA, la Colección Francisco García Palomino, el Museo de la Basílica de Guadalupe, la Colección Victor Águila, el Museo del Estanquillo. Colección Carlos Monsiváis, la Colección Juan Coronel, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la Colección Lance Aaron, de Texas, Estados Unidos.
Best Maugard. La espiral del arte está acompañada por una publicación en español conformada por imágenes de la obra, el texto curatorial de Arturo López Rodríguez, y ensayos de los especialistas Salomon Grimberg, Ruth M. Álvarez, Marina Vázquez y Aurelio de los Reyes, relativos a temas interdisciplinarios que muestran a Best Maugard desde diferentes perspectivas, como su relación con Eisenstein, sus aportaciones a la plástica y su influencia en el arte mexicano de mediados del siglo pasado.
