Festejo y celebración: 70 años en la danza
Palacio de Bellas Artes
El espectador está libre de interpretar según su propia sensibilidad lo que ve, la danza es una maravilla por eso, porque no expresa las cosas tal y como son, expresa las cosas como uno las siente y sólo se pueden decir con el cuerpo”, afirmó la maestra Rossana Filomarino, quien festejará su aniversario de vida y de carrera como bailarina, docente y coreógrafa el 31 de julio y 1 de agosto en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.
Con la función Danza al filo, la coreógrafa, bailarina y docente Rossana Filomarino (Roma, Italia, 1945) celebra por partida triple: su cumpleaños setenta, cincuenta años de trayectoria en México y veinticinco de haber fundado su compañía DramaDanza.
Por su parte, Itzel Zabaleta, bailarina ejecutante, dijo que quienes asistan a la función de Danza al filo se encontrarán con una danza emotiva. “Más que un virtuosismo de línea, pierna, giro y salto, habrá un virtuosismo que tiene que ver con el detalle y la interpretación, el tratar de llegar al ser humano, de conmover al otro con un gesto; es más lo que se van a encontrar con esta función”, agregó.
El programa coreográfico que se presentará el 31 de julio y 1 de agosto en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes estará integrado por dos reposiciones: A mis soledades voy (1997), Los jardines del alma (2007) y el estreno de Ditirambo, proyecto realizado con su beca como miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), que espera “sí” sea celebratoria de un largo camino que ha tenido la suerte de recorrer en la danza.
Rossana Filomarino comentó que Ditirambo, pieza coreográfica con música de Rodrigo Castillo y en la que participan siete bailarines, es una composición poética en honor a Dionisio o en alabanza de algo que se aprecie, en este caso, la danza.
“Hay imágenes de diferentes estados de ánimo. La primera parte es poética, muestra sensaciones que corresponden a una etapa juvenil de la vida, cuando uno va descubriendo cosas que por chiquitas que sean se hacen importantes; una segunda parte es de tintes eróticos, de cercanía y lejanía, y el final, donde cada quien encuentra su propio equilibrio”.
“En las tres piezas, una de hace veinte años, otra de hace diez y la actual, se ve un estilo personal; eso me gusta del programa, es una manera de hacer la danza que me pertenece”, precisó la coreógrafa.
De la pieza Los jardines del alma, que ejecuta un quinteto de mujeres con música original de Joaquín López Chas, comentó que es la metáfora de una pasión amorosa de cómo nace, se desborda, atemoriza y finalmente se aleja, “dejándonos en un torbellino de sensaciones y una especie de orfandad”.
Respecto de A mis soledades voy, un dueto de los bailarines Amada Rodríguez y Narciso Sánchez, explicó que aborda el tema de la soledad a partir de un verso de Lope de Vega: A mis soledades voy / de mis soledades vengo.
“Ése es el camino que recorren dos seres en conjunción y en desconjunción, en unidad, separados. Tiene momentos de lirismo intenso con momentos de agresión, hasta que cada quien encuentra su camino y va a sus propias soledades”, dijo sobre la pieza ganadora en 2001 del Premio Nacional de Danza José Limón.
La ejecutante de esta obra dancística, Amada Rodríguez, indicó que es una obra que le puede fascinar. “Creo que es redonda, el estilo de Rossana es teatro-danza butoh, es una fusión. La última vez que la bailé fue hace once años, y sigue siendo igual, la estructura es la misma, lo que cambió fuimos nosotros, por ello interpretamos distinto y eso la hace diferente”.
Con esta función conmemorativa, recalcó Rossana Filomarino, se apuesta al detalle del movimiento: “Todo debe estar en su lugar, portar un sentido y una comunicación intensa con el espectador”.
25 años de DramaDanza
La compañía DramaDanza se formó en 1991 como respuesta a un anhelo compartido entre Rossana Filomarino y un grupo de bailarines entrenados por ella. Los primeros resultados fueron tres trabajos: Muchacha triste y sin alas, Las troyanas de Eurípides y Kurt Weill: desastre y esperanza, en los cuales se desarrolló una alianza entre las formas específicamente dancísticas y las propias del teatro dramático.
Rossana Filomarino expuso que a lo largo de veinticinco años los hallazgos de su compañía han sido varios: “En una primera etapa fue la crudeza de imágenes que nos caracterizó respecto a temas sociales, pero sobre todo lo que nos caracteriza es mi búsqueda personal que nació con una faceta ortodoxa”.
“No me interesa la forma porque sí, sino el contenido que puede transmitir. Con DramaDanza hemos transgredido muchos cánones, ya sea en cuanto a visualización del espectáculo y el uso exhaustivo del cuerpo, es una especie de ritual el que hacemos en escena”, destacó.
Danza al filo, integrada por tres coreografías de Rossana Filomarino, se presentará en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes el 31 de julio a las 20:00 y el 1 de agosto a las 19:00. Localidades: De $205 a $80.