Los relatos, especialmente los que involucran la explicación del origen, la causa o la culpa de toda clase de fenómenos sociales, son algo más que una referencia de los eventos que atestiguamos o heredamos: son una máquina que atribuye responsabilidades y culpas, que enmarca simpatías y odios y que define, por tanto, nuestras acciones, tanto las más fructíferas como las más destructivas.
El saber médico no está exento de definirse a partir de la propagación de historias. El relato de cómo estalla una epidemia distribuye toda una gama de acusaciones, terrores, afinidades, identificaciones e ilusiones.
En Cosmic Call [Llamada cósmica] (2019), video monocanal que se presenta en la Sala10 del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) del 1 al 14 de junio, Angela Su intenta elaborar relatos de estallidos epidemiológicos para mostrar el grado en que nuestras reacciones sobre la enfermedad están enmarcadas en distintos órdenes de ficción. El relato que nos ofrece tiene la densidad de un laberinto. La artista hila datos y argumentos de una variedad prodigiosa de fuentes históricas e imaginarias, registrados en un aparente documental que culmina con una acción de transformación gótica por la deliberada exposición a una serie de virus.
Esta investigación, comisionada y apoyada por el Wellcome Institute, el principal acervo de la historia de la medicina en el mundo, está firmemente anclada en la importancia que la historia de las epidemias tiene para las experiencias de China y Hong Kong en los últimos años.
A la luz de la pandemia por COVID-19 en el año 2020, este trabajo —producido en el marco del proyecto Contagious Cities [Ciudades Contagiosas] del Wellcome Institute, Reino Unido, que tuvo lugar en Ginebra, Nueva York, Hong Kong y Berlín en 2018 y 2019— ha adquirido una intensidad casi profética.
El origen
En una conversación que sostuvo Cuauhtémoc Medina con Angela Su y que puede consultarse completa en nuestra página web, la artista comparte cómo se interesó por el fenómeno de las “narrativas de brotes epidémicos” y cómo decidió embarcarse en este proyecto.
“Uno de los mayores desafíos de Contagious Cities —comenta la artista— fue tener que lidiar con la gran cantidad de información sobre las epidemias. Fue una tarea tremenda limitar mi investigación. ¿Debo investigar un germen o brote epidémico en particular? ¿Debería investigar las posibles causas de un brote… la deforestación, el rápido desarrollo urbano, la distribución desigual de la población, la agricultura industrial y la sanidad animal? ¿Y qué hay del uso excesivo de antibióticos, el cambio climático y el desarrollo de armas biológicas? ¿Debería hablar también sobre la condición humana… el miedo y la compasión, la discriminación, la paranoia, la muerte y la supervivencia? ¿Qué pasa con las políticas de control de enfermedades, vigilancia y el control fronterizo? Quería cubrir todo, porque veo que todos estos temas están relacionados entre sí. Es difícil hablar de uno sin mencionar los otros […] Así que quería descubrir qué significa realmente ser “contagioso” […] Decidí embarcarme en crear mi propia narrativa, con la esperanza de revelar las complejidades detrás de un brote epidémico.”
La historia toma forma
El curador en jefe del MUAC también le cuestiona a Angela Su cómo llegó a la idea “de una trama tan retorcida” y si está relacionada con la débil condición de la verdad en la sociedad contemporánea o tiene que ver con sus inclinaciones estéticas, en términos de un programa artístico, a lo que la artista responde:
“Antes del proyecto Contagious Cities me encontré con algunas imágenes fascinantes de cometas en El libro de los milagros de Augsburgo, una colección de manuscritos ilustrados del siglo XVI. Todo el tiempo supe que quería incorporar esas imágenes. Luego leí sobre la teoría de la panspermia en un libro sobre epidemias… una cosa llevó a la otra, y gradualmente la historia tomó forma.
Las ideas surgieron naturalmente. Cuanto más leo sobre un tema, más fácil se vuelve conectar los puntos […] Por otro lado, también soy consciente de que, si deseas establecer conexiones, siempre las encontrarás. La coincidencia existe en detalles mínimos y, desafortunadamente, la coincidencia alimenta la conspiración.”
La importancia de Cosmic Call es el resultado de su oportunidad
Para Angela Su, Cosmic Call se siente “como una profecía autocumplida”. Si algo es profético o no, señala, sólo se puede decir en retrospectiva. Si no hubiera COVID-19, Cosmic Call sería sólo un trabajo que cuestiona la narrativa dominante, un video común basado en la investigación.
“Me recuerda la delgada línea entre la profecía y la paranoia. Diría que la importancia de Cosmic Call es el resultado de su oportunidad (probablemente por eso no hay profecías con un marco de tiempo claro para el cumplimiento) y que la ‘profecía’ es en realidad una deducción lógica basada en mi investigación.
Cosmic Call nunca tuvo la intención de profetizar una futura epidemia originada en China (ni presuponer otras amenazas desde China), es más como una advertencia sobre la alta posibilidad de brotes de enfermedades, dado que Hong Kong es un puerto internacional densamente poblado vecino a China, un país con regulaciones de salud pública cuestionables. Y sabiendo que todo lo que nos une como civilización (interacciones humanas, progreso, migración y globalización) es lo que nos hace vulnerables a los brotes epidémicos, era muy seguro deducir que, tarde o temprano, habría una pandemia”, concluye la artista.
Angela Su, Cosmic Call [Llamada cósmica], 2019. Video monocanal, 12’ 43”
Del 1 al 14 de junio
Para conocer más sobre el proyecto en voz de la artista, visita el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=pRSBkScZSlE