A ndalucía, España.- Un total de 54 obras organizadas en cuatro secciones: Naturalezas vivas, Realidad figurada, Luces interiores y A pleno sol conforman la exposición que recoge piezas de pintores y escultores realistas españoles de tres generaciones consecutivas que se confrontan con los artistas de los siglos XVII, XVIII y XIX.
Con el título La apariencia de lo real. Cincuenta años de arte realista en España (1960-2010), el Museo Carmen Thyssen de Málaga invita al público a ver el cruce de miradas entre el realismo español de la segunda mitad del siglo XX y la tradición naturalista del Barroco y el realismo del XIX. Se trata de un grupo heterogéneo de creadores y el panorama mostrado recoge la riqueza del realismo como corriente estética con propuestas muy diversas, desde el realismo, la figuración, el realismo mágico, el hiperrealismo o el fotorrealismo, estableciendo a su vez interrelaciones con obras del pasado.
“Para capturar en sus obras la cambiante y efímera apariencia de la realidad, los artistas de los diversos movimientos realistas han convertido el trabajo con la luz, el color y la perspectiva en un desafío técnico, capaz de confundir al espectador en su percepción de lo real y lo representado, y que para algunos creadores se ha convertido en una búsqueda vital, éste es el caso de los realistas españoles de la segunda mitad del siglo XX que protagonizan esta exposición, cuyas obras reflejan su deseo de atrapar entornos cotidianos e íntimos.
En un cruce de miradas entre el arte contemporáneo y la tradición, y a través de pintura, dibujos y esculturas, esta exposición muestra sus aportaciones, muy diversas a la exploración de lo real, su dominio extraordinario de una técnica minuciosa y su capacidad de generar imágenes con un gran poder evocador.”, explica Lourdes Moreno, directora artística del Museo Carmen Thyssen y curadora de la exposición.
Detalla que la exposición permite una reflexión acerca del aspecto y la forma de los objetos en el arte. Cómo productos realizados por el hombre, el arte no es el resultado de actuaciones objetivas. “Los artistas dejan trazos de su visión de su opinión y sentimientos sobre ellas. Desde el naturalismo barroco hasta el realismo español del siglo XX, la muestra establece un recorrido transversal a lo largo de varios siglos, teniendo como hilo conductor la estrecha relación de la pintura y la escultura con la realidad objetiva. Al mismo tiempo, propone una reflexión sobre la evolución de cuatro asuntos distintos y su perdurabilidad a lo largo de la historia. Este relato, está en el camino por la continuidad de los géneros, manifiesta cómo y en qué sentido el naturalismo y el realismo han privilegiado una relación estrecha entre los creadores y los objetos.
Y para discurrir por esta senda, la muestra se ha dividido en cuatro secciones, que van desde la representación de pequeños mundos concretos y cercanos como el bodegón a lo más genérico como es el paisaje urbano. Se trata de mostrar asuntos que han sido trabajados por maestros del pasado y luego revisados bajó la mirada de algunos creadores de la actualidad.
Señala que en esta exposición están representados por los realistas pertenecientes, a finales de la generación liderada por Antonio López, nacidos en la década de 1930, los hermanos López Fernández -Francisco y Julio-, Isabel Quintanilla, María Moreno, Amalia Avia y Claudio Bravo.
Juntos a ellos una segunda nómina de autores pertenecientes a la década de 1940 como Cristóbal Toral y Eduardo Naranjo por último artistas que han surgido tras su estela vinculados a la generación de 1950 como Gerardo Tita, Manuel Franquelo o César Galicia, aunque en ningún momento la propuesta de esta relación de artistas ha pretendido ser exhaustiva.
En está visita se pueden ver obras que en el pasado fueron consideradas como géneros menores por las academias europeas. Fue un momento en el que los pensadores del siglo de las luces estaba en el empeño de aplicar un pensamiento racional contribuyendo a jerarquizar conceptos como la pintura de historia que comprendía mitología, alegoría y pintura religiosa por su mayor riqueza de contenido mensaje, valor dialéctico y dificultad de composición fue considerada como el género por excelencia. Escenas de la vida cotidiana bodegones retratos y paisajes fueron calificados como obras menores pues estimaba que la ejecución era más cercana lo visual que al intelecto.
La apreciación de los temas influyó también en el propio formato de las obras, la pintura de historia debía tener unas dimensiones generosas, propia de la importancia del relato mientras que los géneros menores correspondía a un formato pequeño.
Entre los pertenecientes al siglo XVII español se recogen pinturas de los autores Miguel de Pret, Francisco Zurbarán, Juan van der Hamen y Juan de Arellano a los que se suman Luis Meléndez y Alonso Miguel de Tovar del siglo XVIII. Mientras que del siglo XIX, fueron elegidos para la muestra obras de Bartolomé Montalvo y Pere Borrell del caso. El conjunto expositivo se completa con los artistas internacionales Jacobus Vrel y Eduard Gaertner.
En la temática del bodegón el realismo actual recupera la naturaleza de lo cotidiano, frente a la tradición que mostraba composiciones sencillas pero con una disposición de los objetos artificiosa. Es el caso de las obras de Zurbarán, Juan van der Hamen, Juan de Arellano en el siglo XVII o de Luis Meléndez en el siglo XVII. Excelentes ejemplos de naturalezas muertas de la mejor tradición del barroco español seguidoras de ella.
Frente a una gama cromática oscura del pasado de algunos autores, pintores actuales muestran una paleta clara y llena de luz. “Es el Reino de la Luz a partir de los blancos en el caso de Antonio López o Eduardo Naranjo, aunque en el mundo de los grises habitan las obras de Franquelo o César Galicia unidos en un tema de bodegón más urbano con influencia americana”, señala Moreno.