- Jacobo Mina
Sólo han pasado seis minutos
desde que colgué el teléfono
y dejé de oír su voz.
En estos seis minutos
la vida en la frontera
ha cambiado drásticamente.
·Un automovilista atropelló un oso de peluche, la borra se esparció por todo el pavimento.
·El llanto de una niña hizo un pequeño charco en el pavimento.
·Una yegua vieja pasea por la desértica ciudad a un par de turistas que paran en cada bar para seguir embriagándose. ¿Cómo les puedo decir que ésas, a las que besan, no son mujeres?
·El candidato de un partido monopolizador dice un discurso ante mil personas, trece entienden lo que dice, dos le creen.
·La fila para pasar a Estados Unidos ya llega hasta Monterrey.
Han pasado siete minutos
desde que ella colgó…
La vida en Nuevo Laredo
sigue cambiando.
·Un gato hidráulico acaba de aplastar un ratón de computadora.
·La balacera del día empezó, ahora, en el oriente de la ciudad; es un típico día en la frontera.
·Setecientas cincuenta personas que oían el discurso del candidato de un partido monopolizador, se han quedado dormidas.
·En el Monumento a los Fundadores, dos de ellos han sido secuestrados. En donde mercan fierro viejo llevan a vender dos estatuas de falso cobre.
·La fila para pasar al otro lado, ya llega hasta Saltillo.
Son ocho minutos
desde que dejé de oír su voz
la frontera continúa inestable…
·En la radio un locutor sigue mintiendo. En la frontera no pasa nada.
·Ahora la balacera es en el sur. Toda la ciudad está de “fiesta”.
·Reparten billetes de doscientos pesos al finalizar el mitin del candidato del partido monopolizador.
·Las figuras que quedaban del Monumento a los Fundadores, han huido.
·La fila para cruzar al otro lado casi llega a Matehuala.
Y pensar que sólo han pasado nueve minutos
desde que dejé de oír su voz…