La tarde es un paisaje sepia,
la muerte camina por mi acera
y se lleva a un hombre que no conozco,
alguien se ha perdido en esta colonia.
En el fondo del abismo está mi realidad,
¿Cómo llegó allí?
Se rompen los resortes
y caigo más debajo
de donde debería haber caído.
Un vaso roto
sobre la despintada mesa de madera.
Un mantel manchado de tristeza y olvido.
Un hombre sabe
que el mundo puede acabar en cualquier esquina.
El frío se cuela por las sombras
y el rencor,
en su sonrisa
hay marcas del pasado que no dejan de doler.