Gula
El médico le prohibió ver revistas de cocina. No podía contenerse. Devoraba una tras otra las páginas con imágenes de platillos suculentos que ilustran las recetas, sufriendo luego los tras-tornos digestivos consecuentes a la ingesta de tinta y papel.
El avaro
El temor que apareció lo hizo dudar por un instante. Luego, no pudo resistir el deseo de verse en posesión de la elevada suma que ofrecía un enemigo, por venderle su arma.
El placer fue intenso, pero duró poco. Su enemigo pagó sin regatear y con la nueva adquisición, le disparó un tiro al corazón y dos a la cabeza.