Hace días creí que la maldición
del fuego estéril caía sobre mi cielo
escribía terribles líneas
sobre la densidad de mi alma
mi alma tullida entre tanta gente
con tan poca fortuna y futuro
el mar y el bosque se esfumaron
cuando la recesión fincó en los terrenos
de mi vida diaria
insuficiente y sin certezas
pasé un año con la piel de satanás
y se me agriaron los deseos
pero el espejo de papel y tus ojos lúcidos
perforaron mi nostalgia
logrando lo imposible
el deseo por ti
es una droga suave que inyecto en mi sangre
re-leo tus cartas e imagino mis alas blancas
sobre los gritos de tu cuerpo alzado
vuelvo a la locura
a las ganas de ser el pasaporte necesario
que revolucione tus rutas
te querré como sé hacerlo
como si el mundo reventara en segundos
con esta furia tan tierna que no sé dónde
que no sé a quién
pero que existe
Y sigo así,
así,
con el cuello dispuesto
para tus colmillos hambrientos
escribiéndote
declarando que
el último de mis corazones
es para ti