M azatlán, Sinaloa, México., 15 de mayo.- En un viraje inesperado que da la vida, abducido por otra realidad y transportado vía aérea hasta este puerto del noroeste de país, porque un familiar seria operado de emergencia en un hospital -privado- . Una fractura múltiple craneal y derrame interno no presagiaban buenas noticias.
Todas las alarmas familiares se encendieron y tocaba viajar de manera urgente a esta parte de la república. El tono de la llamada exigía la presencia de un familiar al lado paciente.
Entrar al quirófano se decidió en menos de un par de horas la operación era necesaria y urgente, unas horas antes se había barajado la posibilidad de que el paciente viajara a la Ciudad de México, pero uno de los doctores del hospital lo prohibió.
El paciente no puede viajar y menos en avión.
–Si sube al avión no baja por su propio pie, baja en una caja–, sentencia otro médico
Luego sabría que el doctor es originario de Chiapas, neurocirujano, una persona amable, sencilla pero contundente en su palabra como es un médico militar. El único médico neurocirujano que había en Mazatlán.
En estos casos los pacientes son trasladados a Sonora u otras ciudades vecinas de litoral. Un viernes ingreso el paciente al hospital, al otro día entró al quirófano, por la tarde-noche de ese sábado, salía de la sala de operación, en seguida el paciente estaba recostado sobre la cama con un vendaje sobre la parte superior de la cabeza, el lado derecho inflamado.
Me acerqué, le tomé de la mano. Nos comunicamos inmediatamente; al contacto de ambas manos, así, sin palabras.
Alrededor, estaba el doctor conversando con las amistades del paciente que lo llevaron, al primer doctor y luego las tomografías y finalmente al hospital. De no haber sido por una de ellas que insistió en que se hiciera el estudio. El paciente hubiera muerto en el transcurso de ese día.
El doctor, Omar Antonio Pérez Morales, neurocirujano, egresado de la UNAM y con estudios de su especialidad en The Johns Hopkins Hospital USA, estuvo al frente del equipo que operó al paciente y le salvó la vida.
Las cosas en el puerto marchan bien el paciente ya camina; en unos días iremos con el neurocirujano para que le quite las grapas de la operación y que quede bien sellado la curación que al interior tiene tres placas de titanio. Después de tres trepanaciones con éxito. Y de haberle removido los coágulos de sangre que se acumularon al interior de la cavidad cerebral.
El Doctor Omar Antonio Pérez, rindió su parte médico y apunto que “en tres meses podrás irte del puerto, puedes pasar por los arcos de seguridad del aeropuerto porque las placas que traes en la cabeza no provocan resonancia.
¡Qué alivio!
*Un enorme agradecimiento y admiración para el Doctor Omar Antonio Pérez Morales, neurocirujano, por su oportuna intervención, profesionalismo y entrega.
A las dos personas que realizaron un periplo –por las calles del puerto-, para llevar al paciente al médico y al hospital, bajo estas circunstancias. Romi y Marcela, que son lo mejor de la representación estadounidense y mazatleca. Infinitas gracias.
También cabe el agradecimiento a la familia Bustamante Hernández. A los amigos del paciente, que se preocuparon por él. A los alumnos y autoridades del GUI por permitir la ausencia de las clases que imparte el viajante en ese colegio .
Un agradecimiento muy especial para Rosamarta Fernández, escritora, cineasta por todo el apoyo que brindaron al viajante, sobre todo al permitirle conocer la “casa nómada” con esa vista panorámica espectacular luminosa que contrasta con los momentos más oscuros de la crisis.
Es hora de ir preparando el regreso a la cdmx. El paciente seguirá en la Perla del Pacifico, en recuperación.
A todos. Muchas gracias. A todos.
Sinceramente
El papá del paciente