- Luriel Lavista
esperando a las afueras del sanatorio
cercas del charco
donde bebieron los suicidas
ahí iba nerviosamente
cruzando el camellón
tomando aire de su mano vidriosa
enmascarándose en la prisa
creo que no vio cuando la reconocí
aunque hasta la fecha no esté más
tenía la gran preocupación
sobre la fortuna que quería repartir
sin tenerla ni en la mente
dijo una vez que los esperados no llegaron
tal vez ignora que aún no logro recordar
o quizás lo sabe de sobra
y acaba de escucharlo
en la persecución de la esperanza perdida
recobre el sentido
me acariciaba en su regazo
su anhelo de vida no ha cambiado
después de días de encierro
al azar, a voluntad
algún día llegará
su enemigo deseado
aquel con el que puede hablar
verdadera eternidad en un perpetuo ahogo