Para Elena Poniatowska
Mujer, tienes la espalda orquestada
en preguntas que surgen como plumbagos incendiados
todo lo sabes y lo demuestras
en tu escritura que fluye como agua de colonia.
Posees la palabra grávida a flor de labios
un mundo de vocablos convertidos en rapsodia.
Tres vástagos germinaron de tu corola y pistilo
ahora son follaje de un azul cobalto intenso.
Una cala se adormece entre tus brazos
y Luna, tu penúltima nieta
sonríe al escuchar tus voces de amaranto.
Elena, por ti Ulises invento un caballo de madera
y Guillermo Haro le puso tu nombre a una estrella
para convertir su amor en una historia indisoluble.
Ahora en el sabor del otoño
tus entrevistas son interminables
y tus novelas me rasgan el alma.
Un jilguero se posa en tu cabeza
y canta la historia de la princesa que se volvió escritora
para redactar la gaceta de las mil y una cosas.
Octubre de 2006