Por una reconstrucción no solo de lo material, sino de los bienes culturales intangibles, que son la columna vertebral de nuestra identidad como nación, el sostén de esta sociedad.
El avance de la sociedad civil en estos acontecimientos- sismos y debacle política-, nadie lo puede parar por más que los políticos del régimen, traten de simular que trabajan y se solidarizan con la ciudadanía afectada. Su mascarada se cayó, se derrumbo.
Los empresarios, junto con los gobernantes –rebasados- aparecen oportunistas y se inventan fideicomisos para captar recursos de los donantes nacionales e internacionales. Mismos que pretenden administrar, vía sus fundaciones.
Los medios de comunicación tradicionales , sobre todo los electrónicos, están en quiebra ética y moral, particularmente de credibilidad.
Renovar el espíritu de la cultura solidaria, llenar de contenido y significado las palabras y las acciones de reconstrucción, en todas su acepciones, es una tarea que realiza ya de facto la sociedad civil.
Organizada, sensible, y con una fuerza volcánica.
Los grupos del poder siguen sin ver, oír y sentir a la ciudadanía.
Por su parte, las autoridades del sector cultura, siguen ausentes de la dinámica social.
Ellos viven en otro mundo, en una burbuja de burocracia. Ellos y ellas tienen trabajo: administrar su tiempo político.
Cronovidens