Ante la inercia y la resistencia al cambio, la mayoría rema a contracorriente queriendo dejar el viejo régimen y sus ínsulas de poder. Los diques y las fronteras. Los estertores del pasado reciente se replican en las clases medias , altas y medias altas.
No quieren ver el cambio. Les aterra perder su Status Quo. Les da miedo asomarse a la calle y transitarla, mientras otros empiezan a reconocer, oler, saborear, andar las grandes avenidas. La alegría de imaginar, pensar y vivir otro país es única. La transformación se abre paso entre las mentes y se asienta en un presente recién nacido.
Parido de la nada y del todo. De la contradicción y la síntesis. Un país convulso y obsesivo por su libertad. Una colectividad que asoma sus múltiples formas, caras y culturas. Una individualidad exacerbada a punto de quiebre. Un hilo de democracia a prueba.
Cronovidenz