Envueltos en una matriz de información lejos del punto de realidad; embebidos de noticias de corrupción y cinismo cerramos el año.
En los próximos días, un gesto, un saludo afectuoso puede hacer la diferencia en nuestro pesimismo cotidiano.
En tanto, en lo individual, en la intimidad aún podemos pensar en el otro, en los otros. Romper con este narcisismo y esta simulación de felicidad.
Decir, al otro, te quiero, a pesar de esta callada, soterrada represión. En estos días, tenemos tiempo para imaginar un país -sin guerra de baja intensidad- de trabajo creativo, propositivo y con memoria.