Cada quien para su santo
Todos los poderes fácticos están o pasan por la televisión, sin embargo las audiencias ya no está ahí del todo.
Las acciones bursátiles de estas empresas van en caída libre en la bolsa de valores y de rating. La televisión busca personajes explotables que resarzan su poder.
La clase política ayuna de líderes, busca afanosamente la asociación de su imagen con la jerarquía de Bergoglio.
Las masas creyentes a la expectativa de un milagro.
Y el país, como el equilibrista.
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