(M)uchenik, Rusia, 2016, 118 min.
Kirill Serebrennikov regresa a la pantalla grande con una obra que analiza el fanatismo religioso dentro del contexto moderno de la sociedad rusa
P resa de una crisis espiritual, Veniamin pone de cabeza a su madre, sus compañeros y el colegio entero cuando emite una serie de cuestionamientos radicales como «¿por qué las chicas deben usar bikini en las prácticas de natación?», «¿la teoría de la evolución se debe enseñar en la clase de ciencias naturales?». Paulatinamente, los adultos que le rodean se ven sobrepasados por sus ideas hasta que Elena, una profesora, confronta sus creencias. Situado en la Rusia actual, El discípulo es un agudo examen sobre el fanatismo religioso y los debates en torno a temas como la evolución y la sexualidad, a partir de la mirada de un chico que transgrede los ideales revolucionarios que supone la juventud.
Basada en la puesta en escena del alemán Marius von Mayenburg, esta cinta ganadora del premio François Chalais en el Festival de Cine de Cannes 2016 se desarrolla como un oscuro ensayo acerca del despertar religioso de un joven ruso. Siguiendo los controversiales pasos que marcaron sus obras anteriores, Serebrennikov imprime en su séptimo largometraje los ingredientes que lo han distinguido: locura, extravagante deseo sexual, ruptura familiar, represión e incesto.
De esta manera, el cineasta construye una obra que, más allá de tocar temas sensibles como la devoción religiosa, presenta una visión satírica de la sociedad rusa moderna. La presencia autoral del director se hace evidente, además de en el desarrollo del guión, en la elección ecléctica y contrastante de la banda sonora de esta producción, la cual pertenece a la programación del 37 Foro Internacional con proyecciones del 16 al 21 de julio en la Sala 2 Salvador Toscano.