M ás allá de los nombres conocidos de multimillonarios mexicanos o de futbolistas y personajes de la farándula, el escándalo de los Paradise Papers trae un filón multimillonario de contratos con Pemex en la época de Felipe Calderón como presidente y su brazo derecho Juan Camilo Mouriño como bróker especial.
Un mes antes que Calderón asumiera la presidencia de la República en 2006, en la Islas Caimán se creó una empresa “fantasma” que recibió contratos por un total de 10 mil 300 millones de pesos de Pemex por concepto de arrendamiento de una plataforma marina.
Se trata de la empresa Sea Dragon de México que obtuvo contratos exprés y tuvo un desarrollo tan meteórico como sospechoso de la corrupción en el sexenio del panista.
Sea Dragon consiguió el contrato de arrendamiento de una plataforma de perforación tipo semisumergible para operar en el Golfo de México en un tiempo récord. Apenas se hizo pública la convocatoria de esta licitación, el 15 de marzo de 2007, el empresario José Farrera Redondo, de origen chiapaneco, acudió al Registro Público de la Propiedad en Ciudad del Carmen, Campeche para registrar esta empresa, mientras estaba en curso el concurso de Pemex.
Al mes y medio de nacer Sea Dragon obtuvo este contrato el 1 de junio del mismo año por 958 millones 655 mil dólares, equivalentes en esos años a 10, 300 millones de pesos, con vigencia del 20 de junio de 2007 a diciembre de 2014.
Doce días antes de que entrara en vigor el contrato con Pemex, Farrera vendió el total de sus acciones de Sea Dragon a dos empresas extranjeras constituidas en Islas Caiman: el 99 por ciento a Sea Dragon Offshore LTD, con domicilio en Ugland House, sitio de miles de empresas de “papel”, y el 1 por ciento a Sea Dragon Consulting Services LTD, creada en Londres, en el número 34 de Park Street, otro domicilio de compañías “fantasmas”. Ambas nacieron justo un mes antes de que tomara posesión Calderón, como si supieran el jugoso negocio que les esperaba de Pemex.
Sea Dragon fue adquirida finalmente por la trasnacional Seadrill, domiciliada también en otro paraíso fiscal, en las Islas Bermuda. El 7 de abril de 2011 apareció como dueña única, con el total de las acciones, según los Paradise Papers.
En el gobierno de Peña Nieto, antes de que concluyera su contrato con Pemex, Seadrill volvió a obtener en febrero de 2014 otra asignación para rentar cinco plataformas, durante seis años, por 1, 800 millones de dólares (unos 23 mil millones de pesos). Emilio Lozoya, entonces director de Pemex, defendió esta asignación directa.
Seadrill se creó en febrero de 2014 a través de una empresa “off shore”, Sea Mex LTD, en sociedad con Finchet, el fondo de inversión del multimillonario mexicano David Martínez, el mismo personaje que intervino en la compra de Televisa en Iusacell y se ha vuelto el magnate de las telecomunicaciones en Argentina.
El primer creador de Sea Dragon, José Farrera, está casado con una política campechana vinculada a Juan Camilo Mouriño, ex jefe de la Oficina de la Presidencia con Felipe Calderón, luego secretario de Gobernación que falleció en el avionazo de noviembre de 2008, justo en el cruce de avenida Reforma y el monumento a Pemex, en la Ciudad de México.
Por otro lado, las relaciones entre David Martínez, Emilio Lozoya y el actual vicepresidente de Grupo Televisa, Alfonso de Angoitia, orillan a pensar que detrás de este movimiento de empresas fantasmas en paraísos fiscales, la industria de la explotación de hidrocarburos se volvió un manjar de políticos, financieros y magnates de la televisión.