El infierno o la gloria: en el plazo, más o menos inmediato, no parece haber más escenario que ese par de extremos para el Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer.
Dada la naturaleza del régimen al que sirve, tan proclive al uso de la fuerza, sería fácil concluir que al funcionario no le espera sino un destino político luminoso.
Pero a menos que la nueva negociación de la Secretaría de Gobernación con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) sea otra tomadura de pelo, el futuro político del funcionario se ve, más bien, nebuloso.
Y es que, ese hecho, de entrada, ya dejó fuera al propio Nuño Mayer.
“No se va a negociar nada educativo”, justificó Aurelio tras reunirse con quien si habrá de negociar, el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Bien podría suponerse que el hidalguense, en efecto, no tendría más que concentrarse en hallar una solución que desactive hechos de violencia como los de Nochixtlán que, por cierto, ya costaron la vida de 11 personas, entre ellas, la de un maestro.
Pero incluso en el supuesto de que se hiciera el compromiso para esclarecer quién disparó primero y se le lleve ante la justicia; que se libere a los líderes detenidos y se detengan los despidos, el fondo del problema no estaría resuelto y más temprano que tarde habrían de reactivarse protestas, marchas, bloqueos y vandalismo.
Necesariamente tendrá que aceptarse en la negociación de Bucareli que el quid del asunto está en la reforma educativa, sobre todo en la parte en que se pide a los maestros renunciar a sus plazas laborales y a su antigüedad, como requisito para proceder luego al examen con fines pedagógicos.
Ése es el punto central y es claramente un tema educativo, del cual se ha marginado al Secretario de Educación Pública.
Por lo demás, la irreductible, inamovible postura de éste ante la CNTE, está visto, ha provocado más problemas de los que ha resuelto.
Su ofrecimiento a dialogar, pero sin quitar ni una coma a la reforma educativa, no es diálogo alguno.
Es más bien obcecación, necedad y, evidentemente, un juego de vencidas, a ver quién puede más. Es también la insana pretensión de ver rendido al de enfrente, de verlo humillado y sometido, con el único y avieso fin de quedar bien ante el que habrá de definir al sucesor en Los Pinos.
La intransigente postura del Secretario Nuño no sólo endureció las protestas de la CNTE, sino que abrió también la rendija para la intervención de los violentos, los subversivos, para el ascenso del anarquisimo.
Y así las cosas, no parece un dato menor que el gobierno federal haya decidido hacer a un lado al Secretario Nuño en esta nueva etapa de negociaciones con la CNTE, por más amistad o cercanía que el de la SEP tenga con su jefe, el Presidente de la República:
Están en juego estabilidad y gobernabilidad para el último tercio del sexenio y con ambas, las condiciones para que el gobierno de Enrique Peña Nieto tenga credibilidad suficiente como para asegurar la continuidad priísta.
Habría que añadir que la renuncia de Manlio Fabio Beltrones Rivera a la presidencia nacional del PRI, pareció allanar el camino al Secretario Aurelio Nuño en la carrera por la candidatura presidencial; podría decirse incluso que al gran elector se le facilitaron las cosas toda vez que de la baraja se auto-descartó el que no era del grupo.
Pero la desatinada actuación de Nuño habría de reducir aún más las opciones porque, sin desearlo, él también se estaría auto-descartando y, en todo caso, los beneficiados sería otros, entre ellos, el negociador Osorio Chong.
Lo cierto es que si la sensatez se impone, la reforma educativa tendrá que ser abordada y modificada, así sea en una mínima parte. Y en ese caso, estaríamos ante la estrepitosa caída, el retiro anticipado; el ostracismo y el olvido de uno que ascendió meteórico, pero al que le falló el control de vuelo.
Léa también
El Poder Judicial bajo la Lupa
L o que inició como una tímida queja por la aprobación de la Ley Federal …