Desde mediados de 2018, la relación entre Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto ya había naufragado. Dormían en habitaciones separadas. Se mostraban sólo en eventos protocolarios. Ambos tenían otras relaciones y los rumores sobre el divorcio se incrementaron desde la derrota del PRI en las elecciones presidenciales del 1 de julio.
“El contrato ya se acabó”, dijeron los más cercanos, en alusión al reality que ambos protagonizaron desde 2008, pero también al referirse a la alianza de negocios y dinero que tuvo la empresa Televisa con el gobierno de Peña Nieto, desde que éste fue gobernador del Estado de México.
Y es que Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto sólo siguieron primero un guión del “romance de telenovela” para llegar a la presidencia de la República, tal como recomendaron los publicistas. No importó que en el camino atropellaran los derechos canónicos del sacerdote José Luis Salinas Aranda, forzaran una anulación matrimonial de Angélica Rivera ante El Vaticano y que Enrique Peña Nieto fuera exhibido públicamente al desconocer la paternidad de un hijo con una ex compañera de trabajo, Maritza Díaz.
Con Maritza Díaz sí hubo un romance auténtico que no estuvo patrocinado por Televisa, pero fue la propia Angélica Rivera quien amenazó vía telefónica a la madre de Diego y luego hizo todo lo posible por desconocer la paternidad de Peña Nieto ante un joven adolescente que ya tiene más de 14 años. Como villana de telenovela, La Gaviota hizo valer su “contrato” con el ahora expresidente. Y tenía entonces el apoyo de Televisa. Eran millones de pesos en juego y una ambición de poder inconmensurable.
La relación naufragó junto con el sexenio. Primero fue el escándalo de la Casa Blanca, que siendo de Peña Nieto se le adjudicó a su esposa. Después fueron los excesos de frivolidad, los viajes, los negocios paralelos de logística y “eventos sociales” como una gran mascarada relatada en revistas de sociales como Hola!, Quien, Caras y los programas televisivos del corazón. Para el sismo de septiembre de 2017 ambos posaban hasta para simular que ayudaban a los damnificados. En 2018 ya no era necesario más que esperar el final del gobierno peñista.
Confirma el divorcio
Lo que todos comentaban en los pasillos del chismerío político, Rivera lo confirmó el pasado 8 de febrero en su cuenta de la red social Instagram. En un mensaje con tonos melodramáticos dijo:
“Lamento profundamente esta situación tan dolorosa para mí y para nuestros hijos. Por tal motivo he tomado la decisión de divorciarme”.
“A mi esposo, siempre le entregué con amor mi tiempo y esfuerzo para cumplir como esposa, compañera y madre. Hoy toda mi energía, fuerza y amor está enfocada en seguir siendo una buena madre, en recuperar mi vida y mi carrera profesional”.
“Agradezco el respeto para mantener la tranquilidad emocional que merecen nuestros hijos. Atentamente. Angélica Rivera”.
Ni una sola mención a los escándalos que ambos protagonizaron, destacadamente, el de la Casa Blanca. Atrapada en el melodrama, Angélica Rivera aún pretende hacer creer que hay una “situación tan dolorosa para mí y para nuestros hijos”, sin especificar de qué se trata.
En días pasados, la revista Clase publicó una serie de fotografías en las que Peña Nieto aparecía en Madrid acompañado por una joven modelo mexicana.
En su última edición, la revista Hola! publicó una foto en portada con Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera y la cabeza: “se separaron en diciembre”. “Aunque mantienen una relación cordial, el expresidente vive en México y la ex primera dama en Estados Unidos con sus hijos”.
Desde mediados de este año, la relación entre ambos naufragaba ya entre la derrota político electoral del 1 de julio y los rumores de divorcio. El 2 de agosto, Enrique Peña Nieto redactó en sus cuentas de Facebook e Instagram este enigmático mensaje de felicitaciones a su esposa, mientras él vacacionaba en Punta Mita, Nayarit:
“Muchas felicidades en su cumpleaños, a quien me ha regalado ya 10 años de estar juntos y de compartir muchas vivencias que dejan huella. Angélica, te deseo todo lo mejor en la vida, salud y muchas alegrías. Gracias por tu entrega y dedicación a nuestra familia. ¡Que Dios te bendiga!”.
Más que cercanía, el texto sugería una despedida. Para nadie en el entorno íntimo de Peña Nieto y Rivera era ya un secreto la distancia física, política y emocional entre la pareja.
Durante todo el sexenio, la relación entre ambos fue todo lo contrario a una telenovela rosa: desencuentros políticos, diferencias entre los hijos, el escándalo de la Casa Blanca, el despido del vocero David López, quien nunca tuvo una buena relación con la primera dama, otro escándalo por el departamento de Miami de La Gaviota, tensión protocolaria, viajes dispendiosos al extranjero, agresiones del Estado Mayor Presidencial a mexicanos que captaron en París a la entonces primera dama.
Sus últimas apariciones fueron acartonadas, casi obligatorias, como la ceremonia del Grito de Independencia del 15 de septiembre pasado, cuando ambos aparecieron por última vez en el balcón del Palacio Nacional acompañados de sus hijos.
El 27 de noviembre pasado, en su brindis de despedida con el gabinete, los encargados del protocolo de Peña Nieto modificaron la invitación original: ya no acudieron los cónyuges. Angélica Rivera estuvo ausente.
Divorcio con Televisa
La empresa de Emilio Azcárraga Jean la ha borrado de las pantallas y no ha vuelto a mencionar nada de quien fuera su estrella de telenovelas en los años noventa. Sólo el canal de televisión de paga de Televisa, dedicado a reproducir viejos melodramas, anunció el reestreno de Destilando Amor.
El programa Ventaneando de TV Azteca comentó en días pasados que Angélica Rivera ha recibido propuestas para volver a la actuación, pero “regresará cuando algo le guste”, quizá en 2021.
En su canal de Yotube, el conductor de espectáculos Pedro Sola citó una anécdota de Angélica Rivera cuando se “escapó” del Estado Mayor Presidencial y quiso ir a “comer unos tacos en Las Lomas” de Chapultepec. “¿Cuál sería su sorpresa que al llegar a la taquería, el del trompo de los tacos al pastor, o el de la cocina eran elementos del hoy desaparecido Estado Mayor Presidencial”, comentó Sola para ejemplificar la “prisión de oro” en la que vivió al actriz.
Paradojas del melodrama: Verónica Castro sí retornará a las pantallas de Televisa, como jueza de un concurso de talentos infantiles, después de una década sin aparecer en los viejos estudios de sus éxitos, el Canal 2.
Verónica Castro dejó de aparecer en la pantalla de Televisa cuando se atrevió a cuestionar en la revista Hola! la apresurada anulación matrimonial entre Angélica Rivera y su hermano el productor José Alberto El Güero Castro. Años después, en febrero de 2016, Proceso y Aristegui Noticiasdocumentaron la trama eclesiástica y política que le permitió a la actriz de Televisa simular una boda en la catedral de Toluca.
La falsa boda
En esta trama, el excardenal Norberto Rivera decidió castigar al sacerdote José Luis Salinas por haber “simulado” un enlace matrimonial entre Angélica Rivera y El Güero Castro en una playa de Acapulco, pero ignoró la validez de una boda auténtica realizada en la Ciudad de México, el 2 de diciembre de 2004, en la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima en la Colonia Roma.
El sacerdote de la orden teatina Ramón García López, quien ofició la ceremonia del sacramento del matrimonio católico entre Rivera y Castro, confirmó a Proceso que la boda de aquel 2 de diciembre de 2004 fue auténtica y, por tanto, nunca se anuló, según los distintos especialistas en Derecho Canónico consultados.
El simulacro llegó a tal grado que aquella “boda del año” entre Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto, celebrada en la catedral de Toluca el 27 de noviembre de 2010, en realidad sólo fue “una bendición”, según confió a sus colaboradores cercanos el obispo de Atlacomulco, Juan Odilón Martínez, quien concelebró esta misa que se hizo pasar por matrimonio.
Operación Mea Culpa
Desde antes de dejar la presidencia de la República, Peña Nieto y Angélica Rivera protagonizaron los últimos momentos de “arrepentimiento” y gratitud, en medio de la documentada lejanía entre ambos.
En vísperas de su último informe de gobierno, Enrique Peña Nieto modificó durante una entrevista con Televisa su versión original del escándalo de la Casa Blanca. El 21 de agosto pidió “perdón” a las teleaudiencias por “no haber explicado con suficiencia” este caso que provocó la salida de Carmen Aristegui y de su equipo de MVS
Entrevistado por Denise Maerker, Peña Nieto confesó que se arrepentía de “haber involucrado” a Angélica Rivera “porque creo que a ella le dejó también un mal sabor”. La Casa Blanca fue “un tema” que ha sido “difícil superar en todo este tiempo. Sigo pensando que no hubo conflicto de interés”.
En su duelo de halagos y disculpas públicas, Angélica Rivera afirmó el 21 de agosto, durante un evento para galardonar a los creadores mexicanos por su aportación artística en la cinematografía nacional:
“Siempre tuve el deseo que se reconociera el trabajo de los actores y de los creadores de la cinematografía. Con este premio se está dejando un legado muy importante a las grandes trayectorias”
Dirigiéndose a Peña Nieto, Rivera le agradeció, en medio de sonrisas congeladas de los asistentes “por toda tu ayuda y por tu gran sensibilidad para apoyar el arte y el talento que ha dado México y que nos ha hecho sentir tan orgullosos… que hasta te casaste con una actriz”.
“Te agradezco que hoy nuestros actores de México tengan Seguro Popular”, remató Rivera, quien no ocultó su distanciamiento ante el primer mandatario, sobre todo, a raíz del escándalo de La Casa Blanca que le costó a ella toda su popularidad.
Antes de esta aparición pública ocurrió un hecho bochornoso en la avenida Montaigne, una de las zonas más exclusivas de París, a dos cuadras de la avenida Campos Elíseos. El periodista y productor Paco Cobos grabó el 6 de agosto imágenes de Angélica Rivera comiendo con sus hijas en una terraza parisina, pero fue hostigado por los guaruras de la ex primera dama, quienes lo obligaron a borrar las imágenes. Así lo relató Cobos en su cuenta de Youtube.
Al conocerse las imágenes de su estancia en París, las reacciones de muchos usuarios de las redes sociales volvieron a demostrar que la caída del sexenio de Peña Nieto estuvo acompañada con una acelerada caída del afecto y de la popularidad de La Gaviota.