La extraña unanimidad lograda por Enrique Ochoa Reza, un funcionario desconocido por su trayectoria partidista, para ser el nuevo dirigente nacional del partido en el gobierno, fue cuestionada en las redes sociales, en medios impresos y en los corrillos priistas.
No sólo eso. También su afiliación exprés al PRI, su vínculo con Luis Videgaray y las presuntas violaciones al reglamento priista que implicarán acreditar su militancia.
En primer lugar, la militancia del ex director de la CFE, responsable de la privatización de la principal empresa pública de energía eléctrica, fue cuestionada por propios y extraños.
El artículo 156 de los estatutos del PRI establecen como requisito mínimo 10 años de militancia para aspirar a un cargo dirigente. En la página del Comité Ejecutivo Nacional, la afiliación de Ochoa Reza data de 2014, pero él mostró en su cuenta de Twitter una credencial de filiación con fecha de 1991.
En los medios priistas se señala a la ex senadora y actual secretaria de Educación del Estado de México, Ana Lilia Herrera Anzaldo, líder también del Movimiento Territorial del PRI le dio los papeles necesarios para acreditar una militancia ficticia.
Herrera es una de las principales precandidatas del PRI a gobernadora del Estado de México. Al parecer, la ex protegida política de Arturo Montiel, cuenta con el apoyo del actual mandatario Eruviel Avila. El “favor” a Ochoa Reza constituiría una alianza entre Eruviel y el secretario de Hacienda, Luis Videgaray.
Para nadie es ningún secreto que el principal apoyo político a Ochoa Reza en el gabinete de Peña Nieto es el propio Videgaray. Tampoco es un secreto que Eruviel Ávila y Luis Videgaray aspiran a la candidatura presidencial del PRI en el 2018 y para ello se enfrentarán a su principal adversario al interior del peñismo: el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Hasta el viernes pasado fue claro que perfila a Ochoa Reza como “candidato único” generó descontento hasta entre las filas de los priistas mexiquenses que forman parte del peñismo.
Ricardo Aguilar, ex dirigente estatal del PRI y actual subsecretario, publicó un críptico mensaje en Twitter recordando una frase de Luis Donaldo Colosio:
“No queremos candidatos que, al ser postulados, los primeros sorprendidos en conocer su supuesta militancia seamos los propios priistas”.
El mensaje estaba direccionado a Ochoa Reza por los cuestionamientos a su “supuesta militancia”.
El ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, vinculado al ex dirigente nacional priista Roberto Madrazo, cuestionó la forma de elección de próximo líder del PRI con palabras muy duras:
“Con sorpresa que raya en la indignación, los priistas estamos siendo testigos de cómo una vez más se secuestran las decisiones más importantes para el partido por la reducida cúpula que, encumbrada por la militancia, no es capaz de voltear hacia ella para permitirle expresar libre y abiertamente su opinión”.
Ruiz, quien dejó el gobierno de Oaxaca en medio de una ola de indignación por su talante represor, también ha sido señalado como un posible autor de las tensiones en su entidad.
En el primer círculo de Peña Nieto hay desconcierto. Ernesto Nemer y Alfonso Naverrete Prida, ambos compañeros de gabinete de Peña Nieto en el Estado de México y a nivel federal, pidieron audiencia en Los Pinos, lo que supone una inquietud frente a esta decisión que impactará en la elección del candidato priista a la campaña del 2017 en su entidad.