Seres mitológicos, magia, cábala, personajes de leyendas celtas, todo ello combinado con la cultura mexicana, dan como resultado el singular surrealismo en la obra de Leonora Carrington, a quien Octavio Paz nombró “hechicera”.
Lancashire es la ciudad inglesa en la que nació, el 6 de abril de 1917, Leonora Carrington Moorhead, quien a 103 años de su nacimiento continúa presente en cada una de las piezas que creó y que, como imán, atraen a miles de personas que quedan atrapadas en su onírico mundo.
México es muy importante para Leonora como Leonora para México, asevera Carlos Segoviano, curador del Museo de Arte Moderno (MAM), y agrega que el recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura es uno de los hogares de la creadora.
Carrington «formó parte de la transición del arte mexicano. Cuando llegó a nuestro país traía una gran riqueza cultural que posteriormente impregnaría a las nuevas generaciones.
«Aunque no se encuentra dentro del grupo de artistas patrimoniales, junto con Rufino Tamayo, es una de los artistas clave de la representación de la modernidad artística de México.
«En el caso de los artistas exiliados, somos los investigadores mexicanos quienes más hemos estudiado sus obras y dado pie a que los extranjeros se preocupen por esos creadores que, como no estuvieron mucho tiempo en sus países de origen, los vemos más como mexicanos», refiere Segoviano.
“De Leonora conocemos sus avatares por Europa; su inconformidad con la familia; su relación con Max Ernst y con artistas como André Breton, Pablo Picasso, Joan Miró y Salvador Dalí; su internamiento en un hospital psiquiátrico, y diversas situaciones que marcaron el despertar de su obra, no solo pictórica, sino también literaria, como el estallido de la Segunda Guerra Mundial”.
Después de huir de todos esos percances, y tras su casamiento con el diplomático y poeta mexicano Renato Leduc, llegó a Nueva York, ciudad que, creía, se convertiría en su hogar. Sin embargo, el conflicto en Pearl Harbor la desestabilizó.
“En 1942 llegó a México, donde encontró el oasis para desarrollar su obra y todos esos seres fantásticos que en los primeros años de su vida habían sido un escape de la realidad inconforme en la que se encontraba”.
Retomó la literatura fantástica inglesa y la mezcló con cuestiones de alquimia, religiones de Egipto e India, y algunos personajes de la cultura prehispánica, como Quetzalcóatl.
“Su obra es una síntesis universal de todas las religiones o pensamientos metafísicos, y fue en México donde pudo lograr esta creación”. Se acercó a lo mexicano en el mural El mundo mágico de los mayas que se encuentra en el Museo Nacional de Antropología. “No hizo un retrato de los mayas antiguos, sino que recuperó historias de las y los indígenas vivos y del mundo mágico de la región maya, más que de la cultura maya, como la hubieran pintado los muralistas”, señala el curador del MAM.
“La relevancia de Leonora Carrington está en la influencia que ejerció en la siguiente generación, además de su relación en México con Remedios Varo y Kati Horna. También se vinculó con artistas que dieron el brinco hacia un mexicanismo que no tiene nada que ver con el nacionalismo, como Juan Soriano y Octavio Paz, con quien realizó eventos de poesía en voz alta”.
El MAM cuenta en su acervo con diversas piezas de escultura, pintura y dibujo de Carrington. Una de las más importantes es Reflexión sobre el oráculo, óleo sobre tela que “hace alusión al oráculo de Delfos, a lo nocturno, a Perséfone”.
Segoviano añade que la “obra mágica de Leonora también puede considerarse como el antecedente de lo que después se conocería en literatura como realismo mágico, donde hay conjunción de lo real con lo fantástico”.
Green Tea, The Guardian of the Egg, Laberinto, Los hombres pájaros de Burnley, El adivino, Temple of the Word, The Lovers y Bird Bath son algunas de sus pinturas. De su obra escultórica sobresalen La balsa de las grullas, El gato, Gato de la noche, Camaleón y libélula, La dragonesa, Cantante muda y Jaguar en la noche.
Como escritora, Leonora Carrington es autora de títulos como La casa del miedo, Una camisa de dormir de franela, La señora Oval: Historias surrealistas, La trompeta acústica, La puerta de piedra, El séptimo caballo y otros cuentos, Conejos blancos, En bas (autobiografía) y La invención del mole. Falleció el 25 de mayo de 2011 en la Ciudad de México.