ATL , fuego, tierra y viento; sublime sensación

El Museo Nacional de Arte( Munal)

Exposición compuesta por 130 piezas, curada por Víctor Rodríguez Rangel.
Primer exposición dedicada a Gerardo Murillo, mejor conocido como Dr. Atl, en el Museo Nacional de Arte. Destacan las obras que fueron adjudicadas al MUNAL en 2007 procedentes de fondos artísticos y nacionales del INBAL.
El 15 de agosto se conmemora el 55 aniversario luctuoso del Dr. Atl
El recinto del INBAL presenta por primera vez una exhibición autónoma; permanecerá abierta Hasta el 29 de septiembre El Museo Nacional de Arte (Munal)

 

  L  os núcleos temáticos abordan las representaciones del telúrico nacimiento y erupción de Paricutín, ubicado en el estado de Michoacán, durante los años de 1943 al 45. La fase paisajística del Dr. Atl, en asociación con sus aficiones por la geología, la vulcanología y la expresión misma del poder de la naturaleza, que alimentaba su inquietud filosófica y mística, se manifiestan en inigualables producciones artísticas de dramática y expresiva esencia.

El seguimiento y observación del Dr. Atl, realizada día a día sobre este fenómeno que acaparó la atención mundial, está presente en ciertas piezas con acotaciones sobre el registro del desarrollo de la actividad del volcán, propias de las ciencias naturales. Al importante conjunto pictórico de monumentales paisajes del Dr. Atl se suman producciones plásticas de Eugenio Landesio, José Ma. Velasco, Carlos Rivera, Cleofas Almanza, Joaquín Clausell, Francisco Goitia, Luis Nishizawa, Pedro Flores, Mario Almela y Jorge Obregón, que conforman una secuencia de casi un siglo y medio (1870 – 2016) que se descifra con naturalidad, entendiendo las sutiles modalidades conceptuales, estilísticas y técnicas propias de las asociaciones de los maestros con sus contextos artísticos.

La exposición de un conjunto amplio de este importante lote no había tenido lugar en el Museo Nacional de Arte como una exhibición autónoma, por lo que la producción pictórica como acento de los cuatro órdenes temáticos resulta espectacular para el visitante. Dos polos opuestos: violencia volcánica y serenidad campestre y alpestre, invitarán al público a contemplar serenos panoramas bucólicos de valles, nevados y bosques montañosos plasmados por diversos artistas mexicanos. A la par de los señoriales lienzos y meticulosos trabajos dibujísticos de un artista patrimonial, considerado monumento histórico y artístico de México, como el Dr. Atl, se apreciarán estudios preparatorios para sus composiciones paisajistas en un ejercicio que revelará otra importante faceta de su producción.

La enérgica interpretación artística del violento nacimiento y desarrollo del Paricutín da pie a escenas “dantescas” de fuego, gases y lava. Las claves del paisaje “sublime”, son destacadas en estos panoramas y vistas que más que dantescas, amenazantes o violentas sensaciones, trasmiten al espectador las sugestivas cualidades poéticas y naturalistas no sólo del Dr. Atl, sino de exponentes como Cleofas Almanza, el último gran genio del paisajismo académico decimonónico en la línea Landesio-VelascoAlmanza; a lo que se agrega la contemporánea y fresca visión de Mario Almela.

Diez dibujos al carbón y al grafito, piezas con acotaciones puntuales, croquis y panoramas cargados de inscripciones sobre fechas y características de la manifestación volcánica y telúrica guardan un fascinante vínculo entre las anotaciones científicas de un geólogo o vulcanólogo y el inigualable acento plástico y sugestivo del Dr. Atl como paisajista nato. A partir del monumental óleo Paisaje con volcán, de la colección Maricarmen y Jorge Ramos, se hace un correlato curatorial en este espacio con ocho dibujos, impresos y un cuerpo de fotografías. Además de la pintura La sierra del Dr. Atl y Gigantes de México de Pedro Flores.

  E  n torno a Gerardo Murillo, mejor conocido como Dr. Atl, se han tejido gran cantidad de historias que lo convierten casi en mito. Pintor, escritor, geólogo, vulcanólogo, filósofo, crítico de arte y activista político, nació en Guadalajara, Jalisco, el 3 de octubre de 1875 y falleció el 15 de agosto de 1964.

Se dice que en una ocasión se embarcó en el puerto de Veracruz con rumbo a Europa, pero en Nueva York una fuerte tormenta azotó el barco en que viajaba por lo que llegó a pensar en su muerte, pero tras salir ileso del percance le pusieron el sobrenombre de Atl, agua en náhuatl.
Se ha dicho que título de doctor se lo otorgó Leopoldo Lugones, por haberse doctorado en filosofía, sugiriéndole que como Atl es muy simple, debía llamarse Dr. Atl.

Otra de las incógnitas que no se han resuelto, es su supuesta autoría del diseño del telón de cristal elaborado por la casa Tiffany de Nueva York para la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, que mencionó como propia en alguna ocasión.

Entre la obra pictórica de Dr. Atl destacan la serie de estudios que realizó sobre los volcanes nacientes, como el Paricutín o en plena erupción, sin amedrentarse por estar cerca de ellos, ni temer por su salud al respirar los gases tóxicos que emanan.
Ni siquiera se alejó de éstos al perder una pierna después de una expedición. Su pasión era tal, que creó el “aeropaisaje”, sobrevolando en helicóptero para pintar las incandescentes montañas.


El Iztaccíhuatl y el Popocatépetl quedaron plasmados en sus lienzos y literatura, al igual que los italianos Etna y Strómboli.
Sus paisajes dedicados al origen del Pedregal de San Ángel y la zona aurífera de Oaxaca, entre otras regiones, lo colocan al mismo nivel que José María Velasco y Joaquín Clausell.

Sobre el Paricutín realizó un pormenorizado registro del día a día de su evolución, dando como resultado el libro Cómo nace y crece un volcán, volumen que reeditó El Colegio Nacional en 2018 con motivo del 75 aniversario del nacimiento del cráter.
Creó los Atl-color, técnica compuesta por una serie de tintes secos que se podían utilizar sobre tela, papel o roca.
Tres volúmenes titulados Cuentos de todos colores; la autobiografía: Gentes profanas en el convento; la novela El padre eterno, satanás y Juanito García. Un hombre más allá del universo. Las sinfonías del Popocatépetl, así como artículos y ensayos sobre temas nacionales de diverso orden abarcan su obra literaria.

En 1956 recibió la Medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado de la República y dos años después se hizo acreedor al Premio Nacional de Bellas Artes.

Realizó una vasta obra de caballete, retratos, autorretratos, paisajes, algunos de gran formato. El Museo Nacional de Arte del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura resguarda una colección de dibujos que donó a México.

Inicios en las artes plásticas

Murillo inició estudios de pintura en Guadalajara, a los 19 años de edad; a los 21 se trasladó a la Ciudad de México para ingresar en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Un año después el gobierno de Porfirio Díaz le otorgó una beca para estudiar en Europa.
En la Universidad de Roma estudió filosofía y en La Sorbona de París, derecho penal.

A su regreso a México impartió clase en la Academia de San Carlos, donde lo llamaban El agitador, por persuadir a profesores y alumnos a pensar diferente, a ser irreverentes y subversivos. Diego Rivera, su alumno y amigo cercano, escribió en el texto La increíble historia del Dr. Atl, que “enseñó a ser insolentes a todos los jóvenes”. Otros de sus discípulos fueron David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.

En 1910 realizó una protesta frente a la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, ya que con motivo de las fiestas del Centenario de la Independencia organizaron una exposición con piezas de artistas españoles. El gobierno le otorgó tres mil pesos para que le diera fin, los cuales invirtió para montar una exposición con obra de artistas mexicanos, entre ellos Francisco de la Torre y Diego Rivera.

A la muerte de Carranza se autoexilió en Francia, donde publicó un periódico sobre la Revolución Mexicana e impidió un préstamo por parte de bancos franceses a Victoriano Huerta. Regresó a México bajo el seudónimo de Giorgio Stello, capitán aviador de la Real Fuerza Aérea Italiana.

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