(2 de diciembre de 1919 – 3 de abril de 1969)
C ompositor mexicano nacido el 2 de diciembre de 1919, en Cacahuatepec, Oaxaca; poblado que se ubica en la Costa Chica, región que comparten los Estados de Guerrero y Oaxaca. Es por este motivo que el mismo Álvaro se consideraba como: “(…) oaxaqueño por nacimiento e hijo de crianza de la Costa Chica de Guerrero” (Canto a la Costa Chica, 1967).
Álvaro Carrillo es, sin lugar a dudas, la cara cultural más conocida y representativa de los pueblos afrodescendientes en nuestra nación. En su canción “El negro de la Costa”, en la parte principal de sus coplas, se autodenomina como tal: “Soy el negro de la Costa de Guerrero y de Oaxaca”; y a través de los años es reconocido entre la población costeña como su personaje más internacional, por lo que ha sido celebrado durante sus más de 49 años de ausencia física.
Autor y compositor de más de 300 canciones, de entre las cuales destacan obras como: “La mentira” (“Se te olvida”), “Sabor a mí”, “El andariego”, “Un poco más”, “Luz de luna”, “Sabrá Dios”, “Amor mío”, “Seguiré mi viaje”, “Cancionero”, “Como un lunar”, “La señal”, “Orgullo”, “Pinotepa”, “Te doy dos horas”, “Eso”, “Puedo fallar”, “Eso merece un trago”, “El bravero”, “Allá tú”, “El amuleto”, y muchas más.
Sus éxitos han traspasado las fronteras de nuestro país, interpretados en las voces de: Frank Sinatra, Doris Day, Tony Bennett, Duke Ellington, Placido Domingo, Marco A. Muñiz, Armando Manzanero, Luis Miguel, Vicente Fernández, Alejandro Fernández, Pepe Jara, Gloria Estefan, Rocío Dúrcal, Café Tacuba, EXO (Corea), Mocedades, Tania Libertad, José José, Javier Solís, Dyango, Julio Iglesias, Ana Belén, Martirio, Yuri, Dulce, Yoshiro Hiroshi, Ana Gabriel, María Victoria, Alejandra Avalos, Ángeles Ochoa, Carlos Cuevas, Aída Cuevas, Las Hermanas García, Lucha Villa, María Conchita Alonso, Los Panchos, Los Trío, Los Tres Ases, Los Duendes, etcétera.
De origen humilde, Álvaro Carrillo pierde a sus padres (Candelaria Morales y José María Carrillo) aproximadamente a la edad de 8 años, razón por la cual es adoptado por una de las mujeres de su padre, la señora Teodora Alarcón, quien, al no haber podido concebir hijos propios, arropa en su hogar tanto a Álvaro como a dos hermanos más, Celedonio y Porfirio, hijos naturales de José María Carrillo. Doña Teodora Alarcón es quien lo inscribe a la escuela durante su etapa de estudiante por lo que su segundo apellido original: Morales, cambia de manera extra oficial por el de su madre adoptiva: Alarcón. Por tal motivo, en casi todas sus biografías, documentos artísticos y personales, aparece como Álvaro Carrillo Alarcón.
Los estudios son los que llevan a Álvaro Carrillo al camino que lo conduciría a instalarse en otros ámbitos más allá de su región. Porque se tiene que subrayar que, el compositor costeño, fue un buen estudiante y esto amplió sus posibilidades para triunfar en la vida. Siempre fue recomendado por sus profesores para continuar con su andanza académica. Sus primeras enseñanzas las inició en la primaria “Escuela Patria” de Cacahuatepec, en donde el director de la misma, profesor Israel Segura, apoya a algunos alumnos con cualidades para continuar con sus estudios, entre ellos a Álvaro Carrillo.
Primero van a Huajintepec a la secundaria y de ahí, los más destacados, pasan a la recién abierta Normal de Amuzgos. Sin embargo, esta escuela fue cerrada por un conflicto armado, suscitado el 2 de marzo de 1936, entre los profesores y los pobladores por una disputa de terrenos en torno a la Reforma Agraria.
Al cerrarse la escuela de Amuzgos, Álvaro Carrillo, quien ya era un líder seleccionado por sus compañeros, junto con Gildardo Salinas Guzmán, se trasladan a pie hacia el Congreso de Normales Rurales en La Huerta, Michoacán, ese mismo año. Tuvieron que caminar más de 800 km de ida, más otro tanto de regreso, para lograr que los alumnos de la recién clausurada Normal de Amuzgos pudieran continuar sus estudios en la Normal de Ayotzinapa en el Estado de Guerrero.
De esta forma, Carrillo y sus compañeros ingresan a la escuela de Ayotzinapa en 1936, cuando era director de esa Normal el Ingeniero Agrónomo Hipólito Cárdenas, quien al advertir cualidades en ciertos estudiantes, incluido Álvaro Carrillo, los conmina y apoya para que desarrollen la profesión de ingeniero agrónomo en la Escuela Nacional de Agricultura en Chapingo, esto en el año de 1939.
Con gran tesón, Álvaro Carrillo logra terminar sus estudios profesionales de Ingeniero Agrónomo (especialidad de Irrigación) en la Escuela Nacional de Agricultura (ENA) de Chapingo; y orgulloso por su escuela, bautiza a una de sus hijas con el nombre de ENA. Sin embargo, su vocación de Cancionero pudo más que su profesión de Ingeniero y decide dedicarse por completo a la música.
Álvaro Carrillo fue más un Cancionero que un Compositor. La diferencia estriba en que el Compositor es un artista, dedicado a transformar la vida en poemas musicales; mientras que el Cancionero es un artesano, que nace con la vida como oficio, predestinado a transmitir las vivencias –propias o ajenas– en formas bellas de canción.
Su primera grabación profesional fue “El Cometa” (1956) por Carlos Madrigal y su primer gran éxito fue “Amor mío” (1957) cantada por Lucho Gatica. A partir de entonces, comienza la espiral ascendente y sus canciones son requeridas por la mayoría de los intérpretes.
No obstante, su carrera creadora se trunca al fallecer inesperadamente –en un accidente automovilístico el 3 de abril de 1969 en el tramo de la carretera Cuernavaca– Ciudad de México, tan sólo 11 kilómetros antes de llegar a su destino, en el cual una camioneta invade en sentido contrario la carretera y se impacta de frente con el auto en el que venía el compositor y su familia. Su esposa Ana María Incháustegui (1933 –1969) también fallece en el mismo, salvándose solamente sus hijos: Pedro Álvaro de 7 años y Mario Alberto de 5 años de edad.
A pesar de que han pasado más de 49 años de aquel lamentable accidente, la obra de Carrillo continúa vigente.