No llores, Babs,
todo esto no es verdad
-Oh, si es verdad.
-Será, pero no es la verdad…
“Rayuela”
Julio Cortazar
… y si todos fuéramos ilusiones.
Ella se terminó de vestir
y en mi mente quedaron su falda,
su blusa, su tanga
y las docenas de veces
que me dijo que me quería
(aunque supiéramos que no era verdad).
Le besé el cuello,
los senos,
le quité varias decepciones de las piernas
y algunos piropos
que aún traía en los hombros.
La frontera sigue siendo el ángulo donde se unen varias líneas de vida (en si la frontera es una línea vertical donde chocan y regresan varias vidas horizontales).
El sentimiento de culpa
propio del desengaño
y la contradicción de la infidelidad
nunca nos acechó.
Entonces aprendimos
a traspasar los espejos
para llegar a lugares
que no existen ni en la imaginación.
En ese cuarto los dos supimos
que la vida de afuera era pura ilusión.
La verdad de la vida era esta,
junto a su cuerpo,
dentro de ella.
Afuera de este cuarto no había comprensión.
La gente vivía engañada con otras cosas.
Aquí nuestros cuerpos eran la moneda de cambio,
la única verdad del universo…
qué engañados estaban aquellos,
filósofos, hombres de ciencia o de negocios
que le querían encontrar sentido a la vida
estando vestidos o
teniendo mucho dinero o
con el corazón entregado a un dios
que nunca había tenido sexo.