Para: brunomoreno@gmail.com
Asunto: Importante que lo leas.
Cc Cco
Tenía mucho coraje, pero ya no. En una semana cumpliré 36 años y contrario a lo que piensas —sé que lo piensas porque me lo has dicho mil veces— la gente sí puede cambiar. Cuando termines de leer este correo, ya me entenderás. No importa la edad, sí es posible. Estos últimos días que te has estado haciendo el digno, ignorándome de todas las formas posibles, me han servido para tomar una de las decisiones más importantes de mi vida: te voy a dejar y no pienso volver nunca más contigo. Hagas lo que hagas, digas lo que digas. Estas muy enojado, ¿no? Tan enojado que dejaste de contestarme a pesar de que te dije que me sentía súper mal.
He tenido que llorar a escondidas en el baño, para que ya sabes quién, no se dé cuenta. He llorado por ti, no lo niego, pero he llorado más por mí misma, me siento un fracaso, lamento haber confiado en ti. ¿Sabes? Aún hoy, no dudo que me amas, pero esa forma de amar no se ajusta a lo que necesitamos, bueno, mejor dicho, a los que necesitábamos. ¿Tú crees que si me estoy separando de una persona que me maltrata, es para estar con otra que también lo hace? Tengo miedo. Valoré mis posibilidades y por más que lo quiera, es imposible que me alcance mi sueldo para mantener a mi hija, a mí, los gastos de la casa, la hipoteca, la mensualidad del coche. El me lo ha dejado totalmente claro: no se quiere divorciar, no me va a dar pensión, no pagaría ninguno de los gastos mensuales. Tendría que demandarlo y no cuento con los recursos para ello. Cuando está de buenas o arrepentido me dice y me pregona sobre lo importante que es mantener a la familia unida. Cuando se enoja (cosa de casi todos los días) me dice que soy una puta, que me urge largarme con mi amante.
¿Qué tienes de diferente Bruno? Decías amarme y lo único que hiciste fue hurgar en mi pasado, buscar como idiota a ver que te encontrabas para echármelo en cara. No eres mejor que yo. Te pareces a él. Entiende, destrozaste mi futuro, creaste una esperanza de una mejor vida y yo, como la más tonta te creí todas tus historietas. No valoraste mis esfuerzos para estar contigo. Quiero llorar en este mismo momento otra vez, pero, estoy decidida. Se acabó. Mira, esto me lo mandaste en uno de tus primeros correos:
“Shely, Nena, me divorcio yo primero, después tú, compramos un departamento, dejamos de escondernos del mundo, envejecemos juntos. Te amo bebé”.
¡Qué risa! Te divorciaste, compraste el departamento nuevo, y después me dejaste atrapada en un matrimonio que no quiero pero que necesito. Preferiste invertir tiempo en estar investigando mi pasado, en lugar de seguir preparando las cosas para estar juntos. Y como esto es una despedida, no tengo problema en decirte lo siguiente: cualquier feminista del mundo se puede burlar sin parar de mí, soy la antítesis, por la sencilla razón de que soy una cobarde; no me atrevo a tener una vida sin un hombre que me ayude, que sea proveedor, que me apoye, que me cuide. Tengo miedo, mucho miedo a enfrentar a la vida por mi cuenta. Soy dependiente. Esa es mi derrota máxima. Sin embargo, de entrada, mi hija no va a sufrir carencias. Ella es mi prioridad. Fue un error haberla puesto a convivir contigo. ¿Qué estaba yo pensando?
Prometo no odiarte. Siempre conservaré con cariño el recuerdo de nuestro viaje, nuestro único viaje, a Cancún. Ahora, mereces saber lo que haré: en la noche hablaré con mi esposo y le comunicaré, le diré que he decidido darle una oportunidad a nuestro matrimonio, al proyecto familiar, a la felicidad de nuestra hija (que obvio prefiere ver a sus padres juntos). Aceptaré el cambio de camioneta que me ha ofrecido, así como realizar ese viaje familiar a Disneylandia. En la oficina tomaré el reto de trasladarme al nuevo edificio a cambio de obtener ese puesto que paga más. Tendré paciencia y seré meticulosa hasta lograr la estabilidad económica que deseo para de una vez por todas mandar a la chingada a todos los hombres que ven en mi a una pobre estúpida que necesita ayuda. Es probable que me quede sola en el futuro, ya ves cuantas veces me dijiste: “no vas a ser bonita siempre”. Pues no importa.
Ojalá todo esto fuera una pesadilla, ojalá y hubieras cumplido tus promesas. Sé que me amas, pero, eso no alcanza. En una semana cumpliré 36 años y podré fingir lo necesario, salir adelante. Tenía mucho coraje, pero ya no.
Adiós.
Shely.
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Ciudad de México, enero de 2018.