Una reflexión escultórica de
Kiyoto Ota sobre la
relación espacio-lugar
Inauguración: sábado 12 de agosto de 2017
Galerías Sur y Alternativa del Museo Universitario del Chopo.
E l Museo Universitario del Chopo presenta 3 Casas Extraordinarias de Kiyoto Ota, artista japonés radicado en México cuya trayectoria abarca más de 40 años, durante los cuales ha participado en más de 100 exposiciones colectivas en nuestro país, así como en España, Francia y Estados Unidos. Ha mostrado su escultura pública en ciudades japonesas, españolas y mexicanas, y ha sido maestro de diversas generaciones de artistas.
La exposición está integrada por Úteruz y 3 Casas Extraordinarias, series escultóricas a través de las cuales Ota explora el espacioversus el lugar; y el carácter ordinario versus el extraordinario de la casa, entendida como el lugar más cercano para los seres humanos.
El proceso de creación de estos conjuntos escultóricos inició en la década pasada. El artista partió del siguiente cuestionamiento: cuando la casa se transforma en un objeto sin significado y desconocido, sin carácter de lugar, ¿cómo experimentamos ese espacio?
Ota comparte la perspectiva del geógrafo chino-estadunidense Yi-Fu Tuan acerca de la relación espacio-lugar. Mientras el espacio es abierto, libre y a la vez amenazante, el lugar brinda seguridad y estabilidad. Al ir conociendo el espacio, los seres humanos le asignan un valor y poco a poco lo convierten en un lugar.
En la Galería Alternativa del Museo Universitario del Chopo se encontrará la serie Úteruz, que evoca la memoria lejana y vital del útero materno por medio de esculturas habitables donde circulan elementos naturales como el aire y la luz. Para el artista, estas piezas son una especie de casa primitiva.
Por su parte, las 3 Casas Extraordinarias se ubicarán en la Galería Sur del museo. Se trata de un grupo hecho bajo el concepto “contrauteruz”: en contraste con la idea de casa como sinónimo de resguardo, seguridad y estabilidad, estas casas incorporan elementos ajenos que trastocan su funcionalidad, transformándolas en espacios incompletos e inhóspitos.
Así, Casa Vacía está constituida por dos pasillos que se encuentran; la ausencia de habitaciones y el constante viento que circula en su interior la transforman en un espacio de tránsito. Casa de Lluvia incorpora este elemento externo que contradice la noción de cobijo. Por su parte, Casa de Alicia es una pieza que se aleja de la lógica en virtud de que sus escaleras se vuelven tan estrechas que no es posible avanzar dando la sensación de que la dimensión del cuerpo humano de pronto aumenta.
“Parecen casas ordinarias, –dice Kiyoto Ota—pero no lo son; su existencia ha quedado incompleta y son percibidas como algo irreal. Al liberarlas del significado de casa, como un lugar, las transformo en espacio”.
El trabajo escultórico de Kiyoto Ota está relacionado, fundamentalmente, con la naturaleza y el vínculo con el interior y exterior de la estructura escultórica. En su obra utiliza múltiples materiales como hierro, plomo, madera y piedra, con los cuales busca plantear una renovación constante de la materialidad, incorporando al agua, al viento, la luz y el vacío como elementos escultóricos.
La reflexión sobre los procesos, los materiales poco convencionales y el desvanecimiento de los límites entre el objeto y las condiciones ambientales que lo rodean, son indagaciones que remiten a las prácticas del arte povera, mismas que comparte con artistas mexicanos como Helen Escobedo. Ota parte de un principio geométrico donde el equilibrio surge a partir de la resistencia originada entre el objeto escultórico y el comportamiento impredecible de los elementos ambientales.
En su obra también está presente la tradición oriental, especialmente el movimiento de posguerra en Japón conocido como Mono-ha, que buscó trascender el modernismo occidental a través de la reducción del objeto hacia el fin de la representación y la reconsideración de las culturas indígenas orientales. Los procesos creativos de Ota dan a conocer estas exploraciones en las que reconfigura la materialidad de los objetos y lleva al límite las propiedades de los elementos escultóricos.
Kiyoto Ota (Sasebo, Nagasaki, Japón, 1948). Llegó a México en 1972, casi tres décadas después de la explosión de la bomba atómica en Nagasaki, ciudad cercana a su tierra natal Sasebo. Los estudios que realizó en Tokio le brindaron la primera base de formación artística y a su llegada a México ingresó a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”. De1983 a la fecha ha sido profesor de Talla en Piedra en la Facultad de Arte y Diseño (antes ENAP) de la UNAM.
Ha participado en más de 100 exposiciones colectivas en la Ciudad de México y en otros estados del país, al igual que en diversos recintos de Madrid, París y de varias ciudades de Estados Unidos, como San Antonio, Los Ángeles, San Francisco, entre otros. Ha obtenido premios en distintas bienales y trienales en el país a lo largo de su trayectoria. Su escultura pública se encuentra en ciudades como Aji y Nagasaki, en Japón; Aldaia, en España; y en el Jardín Botánico de Culiacán, Sinaloa, entre otros espacios.