(un divertido y enamorado antihéroe)
Pone el dedo sobre la llaga en un tema muy importante: la intolerancia
Escrita por Jaime Chabaud, dirigida por Mauricio García Lozano e interpretada por José Sefami
Teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque, del 12 de enero al 19 de febrero
Divino Pastor Góngora es un monólogo contemporáneo interpretado por José Sefami que altera la unidad espacio-tiempo, plantea varios planos de representación y lleva al actor a expandir sus propios límites. La obra, que transportará a los espectadores a diferentes universos y los hará transitar por todo tipo de emociones, se presentará del 12 de enero al 19 de febrero en el Teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque, los jueves y viernes a las 20:00, los sábados a las 19:00 y los domingos a las 18:00.
“Es un texto orgullosamente mexicano que está basado en una recopilación de fuentes del teatro de la Nueva España. Jaime Chabaud hizo una investigación histórica sobre el teatro novohispano y, a partir de ello, inventó un personaje”, señala Mauricio García Lozano, director del montaje.
En Divino Pastor Góngora, un cómico de la legua se encuentra en una prisión de la Nueva España a finales del siglo XVIII, cuando los vientos independentistas sacudían la estructura inquisitoria de la Colonia. Al fondo de su mazmorra, imagina a un público de reos y busca salir de la zozobra al representar fragmentos de viejos sainetes y jirones de su vida.
“Es una historia que, por una parte, celebra al teatro, y, por otra, recupera un momento de nuestra dramaturgia muy poco explorado: el teatro novohispano. Habla y pone el dedo sobre la llaga en un tema muy importante: la intolerancia. Esa no ha cambiado nada”, asevera el director.
“Esta obra realmente la podemos trasladar a estos tiempos. El teatro nos da la libertad absoluta de poder contar todo lo que queramos”, refiere, por su parte, José Sefami.
El diseño de escenografía y de vestuario es de Mario Marín del Río, y la iluminación, de Ingrid SAC.
“Creo que al final, uno como director, para codificar la puesta en escena de un monólogo, sea el que sea, pero particularmente este, tiene que estar muy abierto a percibir el material humano que tiene enfrente. Es decir, yo me siento enormemente al servicio de la inteligencia, del talento, de la intuición y de las herramientas actorales de Pepe Sefami”, concluye García Lozano.