Ante los peores índices de aceptación en la historia de un presidente y de un sexenio, la situación de Enrique Peña Nieto, del PRI, del modelo económico y del sistema político parecen entrar a una nueva fase de desesperación frente a la sucesión del 2018.
Al rescate del feneciente peñismo y del sistema han reaparecido los ex presidentes de la República vivos, con la excepción del catatónico Luis Echeverría y del multinacional Ernesto Zedillo que han aprendido la lección: “calladitos se ven más bonitos”.
Sin embargo, Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón y su esposa precandidata Margarita Zavala, así como Vicente Fox han decidido unir sus desacreditadas voces a las de Peña Nieto para señalar que la auténtica amenaza para México es el “populismo” que representa Andrés Manuel López Obrador, un “verdadero peligro para México”.
De nuevo, los ex presidentes le hacen la campaña al dirigente de Morena. El único que no ha gobernado el país, que no ha dejado una estela de corrupción, una crisis económica galopante como la de 1994-1995, la del 2008-2009 o la reciente es justamente López Obrador.
Se le podrá criticar por su estilo, por su terquedad, por la centralización de las decisiones, pero no por constituir un “peligro”, sobre todo, cuando quienes hablan de eso han dejado una estela negativa en el país.
No se han dado cuenta o nadie quiere decirles a estos ex presidentes que el auténtico “peligro para México” han sido ellos. Y que su desprestigio poco ayuda a Peña Nieto, quien también ha lanzado dos discursos en contra del “populismo”: uno ante la ONU y otro en desafortunadas declaraciones en rueda de prensa con Barack Obama.
El más ruidoso de todos, como suele suceder, es el más tonto. Se trata de Vicente Fox, el presidente de la alternancia, que acabó siendo una caricatura de sí mismo.
Recientemente, Fox apareció en nuevas y rocambolescas declaraciones declarando que “vomitaba” a su sucesor Felipe Calderón porque quiere impulsar a su esposa. ¿El burro hablando de orejas? Fox ni siquiera se inmutó cuando le han recordado en las redes sociales a Martita Sahagún y las ambiciones sucesorias de aquella “pareja presidencial”.
Sin embargo, el guanajuatense aclaró que su verdadera cruzada es evitar “a toda costa” que López Obrador gane la elección presidencial en 2018.
Apenas el miércoles 27 de julio, Carlos Salinas de Gortari, el ex presidente que sigue apareciendo en las encuestas como el “más corrupto” en la historia del país, dio una conferencia en Acapulco, patrocinado por el foro Era Familiar Princess 2016.
Aplaudido por los empresarios y políticos guerrerenses y no pocos morbosos, Salinas de Gortari urgió a México dejar de lado el populismo, “del otro innombrable”, en clara referencia a López Obrador.
También recomendó alejarse del “neoliberalismo” y lanzó su típica parrafada a favor del “liberalismo social”, un invento del salinismo que sólo él entiende. Ya ni el Pronasol ni la República de Solidaridad existen.
Felipe Calderón aprovechó el reciente cumpleaños de su esposa Margarita Zavala para placearse y proponer frenar a López Obrador para el 2018, “haiga sido como haiga sido”.
Ninguna autoridad ni credibilidad pueden tener Salinas, Fox, Calderón y Peña Nieto para mencionar la soga en la casa del ahorcado. Ellos son los protagonistas de los últimos 30 años de gobiernos monetaristas, neoliberales que, por si fuera poco, han dejado una ola de corrupción incrementada.
Ellos han formado, voluntaria o involuntariamente, el grupo Todos Unidos contra AMLO (el Tucam) que terminará siendo la mejor forma de hacerle la tercera campaña presidencial al tabasqueño.