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Jaco Van Dormael pertenece a una clase de cineastas que no teme recurrir a conceptos irreverentes, ocasionalmente al borde de la transgresión, y vestirlos con un estilo encantadoramente visual para transmitir mensajes de compasión y humanidad; ya sea para empatizar con un joven con síndrome de Down en El octavo día (Le huitième jour, 1996) o para contemplar la eternidad imposible del ser humano en Mr. Nobody (2009).
La carga imaginativa que en sus entregas anteriores exploró los valores de la amistad y la familia ahora es encauzada en una alegoría con tintes religiosos en su más reciente comedia: El nuevo nuevo testamento (Le tout nouveau testament, 2015), película que se estrena este viernes 3 de junio, en la sala 9, Juan Bustillo Oro.
Aquí, Dios es una especie de cretino que vive en Bruselas y dedica sus días a matar el aburrimiento conjurando desastres naturales a través de su computadora personal; por si fuera poco es un cobarde de conducta deplorable con su familia. Para rebelarse contra él, su hija Ea accesa secretamente a su PC y anuncia a los habitantes del mundo el día en que morirán. Por supuesto, el caos no tarda en desatarse.
Por primera vez en su carrera como autor, el también guionista y dramaturgo belga escribió el argumento junto con alguien más, el guionista y actor Thomas Gunzig. Ambos habían escrito el performance Kiss & Cry, fusión de danza y cine que se vio en el Festival de Sidney. Presentaron una danza con los dedos de la mano sobre una mesa de cocina y la proyectaron simultáneamente en pantallas gigantes.
En entrevista con Cineuropa, Van Dormael afirmó que la idea de El nuevo nuevo testamento surgió como una combinación del minimalismo de Kiss & Cry y la grandiosidad de su película anterior, Mr. Nobody. “Lo que me importa no es un tipo de película que describa la realidad, sino una película que hable sobre la percepción”, comentó.
A pesar del fundamento católico de la película, que nutre su mitología y varios aspectos de su trama, Van Dormael resaltó que su intención no era hablar de religión ni hacer una crítica dogmática, sino hacer reír a su audiencia con un escenario fantástico. Además, consideró el universo que creó junto con Gunzig como una oportunidad ideal para dar un espacio más prominente a personajes femeninos fuertes, raramente encontrados en las leyendas bíblicas.
Jordan Hoffman, en su crítica para The Guardian, resaltó la propuesta visual de Jaco Van Dormael, la que comparó con el imaginario de Terry Gilliam y Michel Gondry. “Lo mejor es que, a lo largo de toda la película, Van Dormael mantiene el impulso de la historia y un esquema visual altamente creativo”, apuntó.
El filme estuvo seleccionado en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes 2015 y fue candidata a Mejor película de habla no inglesa en los Globos de Oro del mismo año.
