En menos de una semana, el grupo extremista conocido como Estado Islámico (ISIS) se atribuyó tres atentados que cimbraron la atención mundial: en Bruselas, Bélgica, el más mencionado en las redes sociales de Occidente; en Bagdad, la capital iraquí castigada por la triple violencia de la ocupación norteamericana, la guerra civil y el terrorismo de origen sunita; y Pakistán, un país que estuvo en el origen de la otra gran red de terroristas que es Al Qaeda.
Las redes sociales juegan un papel central en esta nueva etapa de la “guerra” de extremismos tanto en la difusión de las amenazas terroristas, como en el reclutamiento de los jóvenes suicidas que han sido captados por ISIS, así como en el combate mismo a los terroristas desde el mundo cibernético como ha confirmado el grupo Anonymous, que planteó una escalada de ataques a ISIS.
ISIS se ha alimentado de las tres grandes guerras civiles en Medio Oriente que han resultado un desastre para la región y sus habitantes: Siria, Libia e Irak, pero también ha despertado una inimaginable estrategia de reclutamiento y propaganda de sus actos a través de redes sociales, como son sus videos en YouTube y sus mensajes secretos en Facebook.
ISIS y Al Qaeda representan el peligroso tránsito de los movimientos de liberación nacional que hasta antes del 2001 predominaban en el Medio Oriente a una escalada de fanatismo religioso, donde lo más valioso del humanismo islámico ha quedado sepultado por una serie de mensajes de intolerancia, odio a los europeos y norteamericanos y sadismo.
Un auténtico “lavado de cerebro” se ha producido en generaciones de cientos, quizás miles de migrantes de origen árabe y residentes en países como Túnez, Siria, Libia e Irak para transformarse en jóvenes suicidas, en guerreros instantáneos contra “el mal”, sin esperar ninguna gratificación más que algún bien en el más allá.
Vidas sin sentido que la encuentran en la muerte violencia y en el ataque indiscriminado a civiles que su único problema es ubicarse en el lado “diabólico” de ISIS.
Los nuevos “videos”
La capacidad sádica de ISIS y sus videos representan un salto cualitativo en esta narrativa de la destrucción terrorista. He aquí algunos ejemplos:
1.-El último fin de semana de marzo se difundió un video donde ISIS justifica los atentados en el aeropuerto y el Metro de Bruselas y filtra una grabación donde simula la destrucción de uno de los mayores símbolos europeos y franceses: la Torre Eiffel.
El video se titula “Un mensaje a los infieles de Occidente desde los partidarios del Califato” que incluye una compilación de noticias de distintos líderes mundiales.
Las imágenes simuladas muestran cómo un misil impacta la Torre Eiffel y se escucha la voz en off afirmando: “vamos a matarlos, no importa dónde estén, uno a uno”.
Fue tal el impacto del video que las autoridades francesas evacuaron la Torre Eiffel el fin de semana y se reforzaron las medidas de seguridad.
2.-Otro video titulado “Humillación de los cruzados de Europa” muestra imágenes de los momentos posteriores a los atentados de Bruselas.
“Hoy saboreamos esta venganza. Después de Nueva York y los atentados de París, hoy os anunciamos el nuevo 11 de septiembre, si Alá quiere”, afirma un yihadista.
Revive las palabras de Osama Bin Laden, el fundador y líder de Al Qaeda cuando afirmó tras el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York: “Ustedes, los estadounidenses, así como su coalición, nunca dormiréis tranquilos hasta que el pueblo palestino pueda vivir en completa seguridad y serenidad. Ya no aceptamos más vivir humillados”.
En el mismo video, otro integrante de ISIS amenaza: “la sangre correrá en sus calles, donde verán a sus seres más queridos morir delante de ustedes”. Una mezcla de hábil uso de la tecnología para divulgar su mensaje con anacrónicos mensajes de odio medievales, llamados al Califato, a la “destrucción de los Infieles” y a la orgía de sangre es la mezcla más explosiva de ISIS en las redes sociales.
No sólo impacta por su capacidad de concretar sus amenazas sino por la seducción que ejerce en toda una generación de jóvenes de origen árabe o de creencias musulmanas que, además, creció supuestamente bajo la influencia de los “valores occidentales”.
La Ciberguerra: de la red a las calles
¿Cómo confrontar a ISIS desde su propia plataforma cibernética? Esta es la gran pregunta que plantea el salto cualitativo que representan esta multiplicidad de células terroristas.
Ya no se trata sólo de su capacidad de atacar y dañar a ciudades-símbolo de Occidente, sino también a sus niños, mujeres y ciudadanos indefensos de las zonas que presuntamente quieren “liberar” o de donde quieren “expulsar” a los infieles.
Se trata también de su eficacia para infundir miedo, ignorancia y servir voluntaria o involuntariamente como los mejores aliados de movimientos ultraderechistas que avanzan y justifican sus “cruzadas” antiinmigrantes y antirrefugiados en Alemania, Holanda, Francia y Bélgica, precisamente escudándose en ISIS.
No es una salida “analógica” o estatal al estilo clásico lo que enfrentamos con ISIS. Es la nueva pesadilla orwelliana de un virus más peligroso que el informático: el del “lavado de cerebro” y la fascinación tanática por la destrucción que se imagina en el ciberespacio y se concreta en las calles de cualquier ciudad del mundo.