Y al despertar… el 2016 estaba ahí, con su impronta informativa que irrumpió en la agenda noticiosa e inauguró el nuevo ciclo; las nuevas del año recién comenzado.
Luego de que paso el puente vacacional del Guadalupe-Reyes, y apenas terminada la fiesta de temporada, las imágenes y noticias se agolparon en los diversos medios de comunicación y las redes sociales para ocupar su lugar en una agenda que se construye desde los mismos hechos y que cada vez se vuelve más complejo de seguir.
El imaginario colectivo se revuelve con las noticias y los medios de comunicación regresan de su vigilia, -temporada baja de noticias-, por lo menos en el ámbito local.
Los medios impresos y los electrónicos hacen un resumen anual de noticias, los periódicos en particular recurren a información internacional para llenar las páginas de sus diarios. Hacen un recuento o prospectiva, según el caso de los eventos sucedidos o por suceder.
En tanto las redes sociales, soporte emergente de noticias, se trivializa más y recurre a las bromas efímeras, de temporada.
La agitación despierta de esa tregua que nos damos, y regresamos a la realidad cotidiana, en vivo y en directo.
Los titulares de los periódicos, los medios electrónicos, las redes sociales, irrumpen en nuestras vidas.
En el artículo sexto de la Constitución esta consagrado el derecho a estar informados:
“Artículo 6°.-La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. El derecho a la información será garantizado por el Estado.
Toda persona tiene derecho al libre acceso a información plural y oportuna, así
como a buscar, recibir y difundir información e ideas de toda índole por cualquier
medio de expresión.
El Estado garantizará el derecho de acceso a las tecnologías de la información y comunicación, así como a los servicios de radiodifusión y telecomunicaciones, incluido el de banda ancha e internet. Para tales efectos, el Estado establecerá condiciones de competencia efectiva en la prestación de dichos servicios.”
Y partiendo de ahí, tanto lectores, audiencias como empresas entramos en una vorágine de información de la cual apenas nos podemos sobreponer, pues dependiendo del medio de comunicación es la noticia, aunque todos los medios aludan al mismo hecho.
Y sin ir más lejos, las noticias más significativas de principio de año que se consignan en los medios es por ejemplo la Recaptura de El Chapo Guzmán; La Caída del peso frente al dólar; la tendencia a la baja de barril del petróleo, Las foto multas de tránsito en la Ciudad de México: Los 150 desaparecidos en las cárceles de Piedras Negras Coahuila (de 2008 211); La bomba H en Norcorea; Protestas de cientos de mujeres contra agresiones de noche vieja en Alemania; El traslado a Estados Unidos de cubanos varados en Cosa Rica, por poner algunos ejemplos.
Otras que también trascendieron a titulares fueron la discusión sobre la legalización de la mariguana; el traslado de la maestra Elba Esther Gordillo a un hospital privado para su atención, Liberación de Nestora Salgado y una más: La desaparición de por lo menos 24 personas del poblado de Arcelia, Guerrero.
Noticias de muy variada índole que el receptor, las audiencia y los lectores intentan acomodar en una ingesta de imágenes e información que requiere de muchas horas de trabajo, para su análisis y reflexión, que no todos las personas cuentan con ese tiempo.
Por una parte, están los hechos en sí mismos, por otro las fuentes de información interesadas en destacar en el horizonte informativo y en particular el medio que da a conocer determinada noticia.
En este rubro, los medios tienen un perfil editorial y su modo de abordar las noticias. Detrás de cada medio hay un grupo de interés, que intenta destacar lo que a ese grupo conviene.
En la prensa nacional tenemos un basto panorama de estos ejemplos, tanto en los medios impresos como en los electrónicos.
En México son contados los medios que asumen una actitud crítica frente a los hechos, mientras que la mayoría se ajustan a los intereses gubernamentales, empresariales y grupos políticos.
Sobre todo los que están en el poder.
Por eso, el público está expuesto a recibir información trastocada con una carga o sesgo en la información que beneficia a determinado grupo.
En los más recientes acontecimientos de principio de año, existe una carga de incredulidad por parte de los consumidores de noticias que raya en la desconfianza.
Mientras que los profesionales de la información, tienen a la mano herramientas de análisis como la estadística y los sondeos de opinión, una basta mayoría del público consumidor de noticias recurre a muy diversos filtros para asimilar las mismas.
Que van desde la ironía, la broma, la banalización o la intrascendencia. Quizás habrá que abundar sobre el tema y recurrir a los especialistas de la comunicación para pedirles una dieta bien balanceada para consumir noticias.
En una industria de la comunicación donde el servicio social está siendo rebasado por el valor mercancía de la noticia y sus intereses, y para variar donde el mercado es el que manda.
Si bien el Estado nos ampara en nuestro derecho a informar y estar informados, en el mercado informativo aprender a escoger y seleccionar lo que adquirimos como consumidores de noticias se convierte en un principio fundamental: incentivar, preservar lectores y audiencias críticas y analíticas.