A Gemma Puig
Nos fuimos a encontrar ahí,
donde la amnesia comienza a palidecer;
donde la pobreza no es extranjera y
donde se camina con la constante amenaza de morir;
donde el hambre y el despojo nos arrinconan
y el arma del justiciero no deja de perseguirnos
Nos fuimos a encontrar con la huella cansada y desnuda del campesino,
grabada en el tierra suya y acariciada con poca angustia por nuestra mano;
sentimos tristeza al ver a las bandadas de salta barreras emprender el vuelo;
las vimos alejarse y adentrarse en el ocaso de las ilusiones en busca de sueños de juguete,
y cuando el primer recuerdo se asomó por entre la memoria nuestra,
supimos que no regresarían;
escuchamos con vergüenza el canto valiente del gorrión,
al que se le niega la muerte mientras el roce del viento encuentre arboles que tocar;
y brotó por un instante en nosotros el coraje de la historia que nos dio la vida
Y nos golpeamos de frente con la noche,
y con ella conocimos al peor de los escándalos:
aquel que se hace de manera silenciosa;
susurro que sólo se deja escuchar a sí mismo
y que a todos y todo desaparece y enmudece
Y a pesar de esto y de aquello,
nos fuimos a encontrar ahí,
donde las sombras no han muerto,
donde los difuntos no están ausentes,
donde la sal de cada lagrima que las y los llama,
quema la lengua de tanto dolor sembrado
Nos fuimos a encontrar aquí