Regreso a mi laberinto feliz
a bailar en las calles adversas
donde celebro el aire y el sol cotidiano.
Me abrazo en las sonrisas de mujeres
de todos los colores y sabores,
de hermanas re-encontradas
luego de siglos
de fronteras,
de condenas.
Y nos vemos entre nosotras,
pero también miramos todo lo que falta
para que la vida sea vida,
para que un pedacito de paraíso
nos toque cada día.
Escucho las voces de la calle
y soy curada,
escucho y el corazón retoza,
se hace multicolor.
Vuelvo a ser niña y bruja
entre las que alguna vez fuimos muertas
y luego revivimos
completitas y sonrientes
ganosas de besos
y ternuras