Escribo esta carta
en la madrugada precipicio
desnuda, sin nada que perder.
Evité cuidadosamente saltar la frontera que nos separa.
Evité delicadamente la palabra amor cuando te miraba,
pero los ojos se me visten de colores cuando te escucho.
Inventas mundos y yo creo ser Sherezada, la de las mil vidas,
la posible, la amante, la que abrace tu abrazo.
Tú no sabes de mí, tú quizá tienes otros amores.
Tú no sabes del delirio que provocas en mi cabeza.
Pero no puedo más,
y me declaro como la que baila para ti en la oscuridad,
como la que sueña con tu piel, tu cama y tus horizontes.
Hoy me declaro y tropiezo entre mis ganas y las palabras,
doy mil vueltas al universo
antes de confesar que sí,
que soy yo tu enamorada anónima,
la de las cartas nocturnas
la del corazón hambriento.